Fascismo y Bollo

Las televisiones dedicaron su ira informativa a los botellones

Botellón en Sevilla a finales de enero de este 2021 Manuel Gómez

Para salir en las noticias lo más fácil ahora mismo es hacer un botellón. Si doce jovenes se juntan para beberse unos «roncolas», acaban multados y abriendo el Telediario; si se juntan para agredir a un político incurriendo en mensajes de odio, lo peor que ... les puede pasar es que les llamen antifascistas.

TVE, por ejemplo, dedicó un espacio del Telediario a un botellón en Alicante y muy poco, casi ninguno, a la violencia política contra Vox en Cataluña. El domingo no se habló de ello ni un segundo, y el sábado por la noche se hizo mención en el TD2, pero de un modo extrañamente antiperiodístico, sin las llamativas imágenes de persecución, ni los dicterios de nostalgia terrorista. Los herederos de los «Viernes negros» prefirieron dedicar diez minutos de pluralidad informativa a Bárcenas al inicio del Telediario. Lo de Vich , al fin y al cabo, eran «altercados entre mossos y antifascistas», el nuevo nombre que reciben los radicales independentistas. Cabe preguntarse si ETA era también una banda antifascista y si la expulsión de cualquier forma de reivindicación unitaria española será también considerada antifascismo aplicado.

El asunto parece no importar demasiado. Lo que generosamente llaman «normalidad democrática» nos ha acostumbrado a formas tangibles y simbólicas de violencia contra lo español, así que las televisiones públicas y privadas dedicaron su ira informativa a los botellones, las bodas y las fiestas de pedida. Con una población así es verdad que el gobierno no puede hacer milagros.

Las aguas desbordadas de la indignación llegaron hasta la noche del domingo, cuando Raquel Bollo compareció ante el tribunal del «Deluxe» por una fiestecita flamenca para doce personas sin mascarilla ni distancia. «Mereces cárcel», sentenció Kiko Matamoros . «Si no puedes vivir en sociedad, te tendrán que excluir», añadió Rafa Mora en los fundamentos de derecho.

Se le dicen a Raquel Bollo unas cosas que alguien desinformado podría llegar a decir del gobierno y sus socios «antifascistas» en lugares como Telegram, razón por la cual habrá que ir pensando seriamente en meter mano a Telegram.

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