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Televidente

De 'Sálvame' a Roald Dahl: qué aburrido es el progreso

«Por lo que sea, la repentina preocupación ontológica de Mediaset por el ocio (entretenimiento es entretenimiento, igual que Rajoy es Rajoy) ha coincidido con un año insoportablemente electoral, y la decisión de la Roald Dahl Story Company con que esta ahora sea propiedad de Netflix»

Una imagen de la adaptación al cine de 'Charlie y la fábrica de chocolate'
Bruno Pardo Porto

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No es broma: Mediaset ha aprobado un nuevo código ético. Sí, sí, esto es como cuando Burger King sacó su menú vegetariano, o como cuando en ARCO se critica el capitalismo: el oxímoron es un gran negocio, por eso en China aún se celebran elecciones. ... En fin, que nos perdemos. El documento tiene veintidós páginas y dice cosas así: «Los programas de entretenimiento son eso mismo, de entretenimiento y, por lo tanto, sus presentadores y colaboradores deben abstenerse de emitir opiniones, preferencias o comentarios políticos en el seno del programa». Esto va justo después del apartado dedicado a la libertad de expresión y la independencia periodística, porque siempre la censura sigue a la palabra libertad, aunque últimamente ocurre lo mismo con la inclusión y sus derivados.

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