Halloween, el terror y la madre de Bambi explotando como una palomita de maíz

«¿Qué pasa si me trago una bolsa de maíz antes de morir y me incineran?» La pregunta inocente de un niño encuentra respuesta seria en el libro '¿El gato se comerá mis ojos? Y otras preguntas sobre cadáveres' cuya autora era entrevistada ayer ... en estas páginas. La cercanía de Halloween devuelve la actualidad de la muerte a unas pantallas que en realidad llevan escupiendo muertes desde su invención y hasta la guerra que nos toque esta semana. Porque lo malo de Halloween no es que haya eclipsado al magosto, las 'castanyadas' o los 'tosantos', lo peor es que parece que si no se endulza y disfraza la muerte con bailes mexicanos y películas de terror uno está fuera de su tiempo. Y pasa lo mismo en la televisión -que de eso va este hueco-, que cuanto más se acerca el 31 de octubre más se parece todo lo que emiten las plataformas: sus catálogos se saturan de terror con la misma rutina con la que un profesor de Infantil dibuja ahora calabazas. Normal que el niño temiera convertirse en un paquete de palomitas gigante ante un atracón de maíz que lo llevara a la incineración: lo coge Netflix y le hace una serie de terror en 6 capítulos.

Por si acaso, Caitlin Doughty, la autora del libro, ha creado la Orden de la Buena Muerte, un 'lobby' para «naturalizar la muerte». Y lamenta que en España se vele a los cadáveres detrás de un cristal en los tanatorios. Vemos tantos muertos en la pantalla para luego tener que protegernos de los nuestros detrás de un cristal. La metáfora se hace sola.

Hace un rato -en tiempos virales, una eternidad- se armó un escándalo cuando la guionista de la nueva versión de 'Bambi' dijo que iban a quitar la escena del cazador. Los hombres no blandengues se rieron de la «generación cristal» porque ellos sí vieron morir a la madre de Bambi. Ellos, dicen, crecieron sanos pese a haber visto esa escena mientras comían palomitas. «¡Dónde están los tíos!», que diría Cristóbal Soria. La realidad es que es un falso recuerdo convertido en montaje viral: a la madre de Bambi la matan en un fuera de plano. Mientras, los niños a los que disfrazan para endulzar la muerte en Halloween se ríen de Bambi y del terror: están acostumbrados a la violencia extrema vía Tiktok (que se lo digan a sus moderadores de contenido, en huelga). Lo más flojo que han visto esos chavales es un cadáver explotar como el maíz de las palomitas.

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