Kieran Culkin ('Succession'): «Como actor, temo estropear el personaje»

Esta temporada se detiene en las mismas historias con las que comenzó, confiando en un elenco de primer nivel, donde destacan Jeremy Strong , como el hijo rebelde Kendall, Matthew Macfadyen , el yerno sumiso, y J. Smith Cameron , que interpreta a Gerry, la secuaz comandante en la sombra que este año puede tener su gran oportunidad. «Creo que todos los actores somos partícipes del 'reality show' llamado Gerry», bromeó MacFadyen durante la entrevista.

Logan Roy, el patriarca interpretado por Brian Cox , comienza el año en una posición peligrosa, luchando por asegurar alianzas familiares, políticas y financieras después de la emboscada sufrida en la conferencia de prensa de su hijo rebelde Kendall al final de la temporada 2. «La riqueza me parece incidental para mí, es un escaparate. Leí, cuando empezamos a trabajar en la serie hace cinco años, un libro de Jung que decía: 'Donde el amor está ausente, el poder llena el vacío'. El poder compensa la falta de amor y a veces nos lleva en diferentes direcciones, algo que me parece bastante shakesperiano», apuntó Strong.

Las tensiones aumentan cuando una amarga batalla corporativa amenaza con convertirse en una guerra familiar que lleva a todos a averiguar de qué lado están. Cox, Strong, Kieran Culkin, Alan Ruck, Nicholas Braun, recogen las piezas rotas de los Roy. «No sabía nada de la tercera temporada mientras rodábamos el final de la segunda. Pero, poco a poco, descubrí que estamos ante una época de transición, porque después de la conferencia de prensa Kendall se siente liberado. Jesse me dijo que era como si Napoleón estuviera saqueando Moscú y todos se hubieran ido de la ciudad, por lo que es una especie de victoria», reveló Strong.

La temporada 2 concluyó con una impresionante conferencia de prensa en la que Kendall Roy (Jeremy Strong) describió a su padre como «una presencia maligna, un matón y un mentiroso» que estaba al tanto del abuso generalizado dentro de la división de cruceros de Waystar Royco. «El Rey Lear está feliz de dejar su reino. Finge que es capaz de dejarlo ir, pero realmente no quiere por las condiciones que le ofrecen y Logan es igual. Busca un sucesor, pero, al mismo tiempo, no se quiere ir. Hay una especie de dimensión arquetípica que surge de la calidad de la escritura. Hay claros paralelos entre 'Succession' y 'El Rey Lear' . Pero, también, es una historia arquetípica dentro de cualquier familia con poder. Las familias han sido fuente del drama durante siglos, desde Edipo . Lo interesante para mí son los secretos, esos enigmas que surgen de cada personaje y que mantienen a la audiencia en vilo porque no confían en ninguno de ellos», admitió Cox.

A medida que avanza la tercera temporada, el eslogan de la serie queda bien establecido: los herederos no se detendrán ante nada para complacer o vengarse de su aterrador y poderoso padre. Aunque, tal vez, el comportamiento más honesto sea el de Kendall. «No pienso en su situación de riqueza, sino en sus mentes. Son seres corruptos. Mi personaje, Roman, solo piensa en sí mismo y yo miro únicamente desde su perspectiva; su soledad, su ambición desmedida, sus complejos. Lo importante no es el dinero , sino esa necesidad de afecto que él busca en el lugar equivocado», dijo Culkin para explicar su personaje. Para él, Roman siempre ha tenido las herramientas y resulta ser un gran estratega. «Nadie lo ve venir, siempre está bromeando, pero espera su momento. Me encanta recibir los guiones porque su progreso dentro la serie es enorme, aunque, inevitablemente, me provoca inseguridad porque, como actor, temo estropear el personaje. Creo que es mucho más inteligente de lo que la gente piensa y el más capaz», declaró Culkin.

Intrigas, maniobras, sucesores títeres, crisis emocionales, estrategia de relaciones públicas, abogados exasperados y crueldad son los mejores aditivos para la receta del éxito de 'Succession'. «Ese es el río en el que nadan los personajes. Son una familia corrosiva sin amor y afecto que solo entiende la lucha de poder como hilo conductor de sus emociones», terminó diciendo el siempre poético Macfadyen.