Cómo Bong Joon-ho derribó la barrera de los subtítulos con ayuda de sus predecesores

El surcoreano se convierte en el primero en recoger la estatuilla a mejor película con una cinta de habla no inglesa

Fotograma de la oscarizada «Parásitos»

En España, si se quiere integrar a cualquier persona en un grupo de amigos se le invita a jugar una pachanga que terminará en una larga sesión de cerveza. En Corea del Sur, además de a beber somaek (una bebida compuesta de cerveza y soju), ... se le invita al cine. Llevaba apenas dos semanas en el país asiático cuando un grupo de estudiantes de la Universidad de Seúl decidimos ir a ver «El Gran Hotel Budapest». Los tonos pastel de Wes Anderson estaban acompañados por unas letras amarillas chillonas, las mismas que los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas han «sufrido» para poder disfrutar de «Parásitos» , la primera película de habla no inglesa en hacerse con el Oscar a mejor película.

Bong Joon-ho no era una cara nueva para los académicos. El coreano ha exportado gran parte de sus largometrajes, y hay quien asegura que el Festival de San Sebastián fue el primero que apostó por su ópera prima, «Barking Dogs Never Bite», fuera de sus fronteras. Lo cierto es que «Okja» (2017) fue una de las producciones propias que Netflix realizó en el país asiático (y que luego distribuyó a los 190 países a los que da servicio), y que Harvey Weinstein fue el encargado de distribuir «Snowpiecer (Rompenieves)» en Estados Unidos. «Parásitos» solo siguió la senda que marcaron las películas que le precedieron. Se estrenó el 30 de mayo de 2019 en Corea del Sur, y en solo 53 días superó la cifra de 10 millones de espectadores.

La promoción de la película fue comedida. No querían desvelar demasiado para evitar spoilers , pero el público encontró una forma de hacer correr la voz. Comenzó a imitar la portada de la película, esa en la que aparecen los actores protagonistas con los ojos tapados con una franja negra. Muchos intérpretes y televisivos coreanos participaron en este reto. «'Parásitos' muestra un lado ameno y cómico, pero a su vez melancólico y gris, con un mensaje social renovador y excelente que nos hace reflexionar acerca de la emoción y fuerza que puede generar una película», dijo el presidente surcoreano Moon Jae-in, en unas declaraciones facilitadas por el Centro Cultural Coreano.

Para sus vecinos, el éxito de Bong Joon-ho reside en la labor detallista del director . «En Corea se le conoce por su apodo “Bong-tail” (que fusiona su nombre con la palabra “detalle” en inglés). Y eso es algo que se observa incluso en la elaboración de los subtítulos. En los realizados en coreano se hace referencia a la Universidad Nacional de Seúl, mientras que en inglés y castellano se atribuye a la Universidad de Oxford. Joon-ho capitanea a un equipo muy capacitado. Desde el traductor hasta la intérprete trabajan de una manera minuciosa, y con un cometido especial: derribar las fronteras del idioma», explica el director del Centro Cultural Coreano quien es a su vez Consejero de Asuntos Culturales de la Embajada de Corea del Sur, Yi Chongyul.

Además de la capacidad del director, «Parásitos» contó con la ayuda del Gobierno surcoreano, el cual apoya consistentemente al cine. Según datos facilitados por el Centro Cultural Coreano, el presupuesto destinado a la industria cinematográfica asciende a los 80 millones de euros , más del doble del español (unos 35 millones de euros). No solo apoyan el desarrollo de grandes proyectos, también ayudan a películas independientes o de bajo presupuesto, y realizan un seguimiento de todo el proceso, desde el nacimiento de una película hasta su distribución, circulación y proyección.

Talento previo

«Además de ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes y cuatro estatuillas en los Oscar, “Parásitos” es el resultado de los esfuerzos y trayectoria de cineastas coreanos a lo largo de estos 100 años», añadió el presidente surcoreano. Entre esos grandes profesionales que precedieron a Joon-ho se encuentra Chan-Wook Park, el director de la aclamada «Oldboy». «Es una suerte poder trabajar con esta persona con gran talento en la misma contemporaneidad en el mismo sector», dijo tras dar la enhorabuena a todo el equipo de «Parásitos».

Pero el pionero fue Kim Ki-Duk , un director con el ritmo de Woody Allen (que estrena prácticamente una película por año) que debutó en 1996. Su cine experimental, pausado y lento se coló en el Festival de Venecia, donde ganó el León de Plata al mejor director con «Hierro 3» («3-Iron») en 2004, aunque no ha sido el único galardón internacional que ha conseguido. Quien ha recibido el apodo del «Woody Allen coreano» es Hong Sang-soo , creador de «En la playa sola de noche» o «Ahora bien, antes mal».

Pero puede que si le suene un nombre sea el de Lee Chang-dong . Su última película estrenada, «Burning» (2018), recorrió gran parte de los cines europeos y conquistó a la crítica de Cannes hace poco más de un año. Sin embargo, la película con la que merece la pena pasar una tarde en el sillón es «Oasis» (2002); aunque tampoco se puede menospreciar la compañía de «Peppermint Candy» o «Poesía».

Otro de los últimos éxitos surcoreanos ha sido «Tren a Busan» (Yeon Sang-ho, 2016), la película postapocalíptica que continuaba la trama contada por la animada «Seoul Station». Pero si quiere conocer el verdadero relato de terror coreano deberá visualizar «Dos hermanas», la adaptación realizada por Kim Ji-woon de un cuento tradicional del país asiático.

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