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Sánchez, amnesia galopante

Primero comparó a Torra con Le Pen, luego aprovechó su apoyo y ahora no se le pone al teléfono

Luis Ventoso

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La memoria es una facultad muy puñetera. Si te molestas en utilizarla, se convierte en un tremendo detector de cantamañanas. Contemplando estos días con pesadumbre el estallido de violencia separatista me venía a la mente que durante más de cinco años el PSOE y la ... prensa buenista a su vera clamaban a diario por el diálogo con estos mismos sediciosos que hoy incendian Barcelona y cortan autopistas. El desnorte del buenismo llegaba al extremo de establecer un reparto de culpas equitativo entre Rajoy y los independentistas. Quien inflamaba el conflicto catalán era el carpetovetónico Mariano, con su rancio empecinamiento en no dialogar. «Diálogo» era la palabra balsámica, el gran abrelatas, y en cuanto Madrid se pusiese a ello «el suflé» bajaría. Todavía hoy, con 182 heridos y un policía nacional en la UCI, el ministro Ábalos, una persona cabal a la que pierden sus desbarres dialécticos, ha soltado en un mitin que «lo que está produciéndose en Cataluña es la consecuencia de una acción u omisión de la gestión de Mariano Rajoy». Los ingenuos pensábamos que este gravísimo desafío contra España lo había sembrado taimadamente Pujol, que luego lo agitó Artur Mas para distraer sobre sus recortes y que finalmente los iluminados Junqueras y Puigdemont proclamaron la República, creyéndose su propia propaganda y pensando que el Estado no haría nada. Pero no, la culpa fue del PP.

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