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LA ANTOLOGÍA DEL RECUADRO

Las niñas del valle

Os enseñaron tanta disciplina que por muy mal que os vayan las cosas, pensáis que pudieran ir peor

Antonio Burgos

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Había en aquella Sevilla como un secreto pasadizo que iba del patio de albero de Villasís al Jardín del Valle. Como un tranvía imaginario en el que fueran, uniendo los dos colegios, un niño de los Jesuitas que venía de ser proclamado dignidad, regulador o ... cuestor, en el Coliseo España, y una niña del Valle con su banda celeste del aspirantado o con su medalla de Hija de María. Había un secreto amor y complacencia que iba de las palmeras de Portaceli, de las losetas de Pajaritos, de la campana grande de los recreos de Villasís a las enredaderas, a la vieja muralla, a la escultura del Corazón de Jesús del Colegio del Valle. ¿Cuántos niños de los Jesuitas se acabaron casando con las niñas del Valle? Si salías con una niña de las Irlandesas, que eran tan liberales, era pecado. Si salías con un niña del Valle, el padre Vega sonreía. Era solamente pecado venial. Pero es que a las niñas del Valle les pasaba igual. No le iban con cuentos a la reverenda madre ni llamaban a palabritas si el muchacho de los recados de amor, ¿quién que estuvo en el Valle y fue primavera no recibió recados?; si los escritos recados de amor eran de un niño de los jesuitas.

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