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EL RECUADRO

Los hispanos

Son la selección nacional de Balonmano. Una forma como otra cualquiera de evitar pronunciar la gloriosa palabra «España»

Los jugadores de la selección española de balonmano celebrando su victoria en el Europeo EFE
Antonio Burgos

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Quitando el «sillón-ball» y la caminata cardiosaludable, no soy muy aficionado al deporte. Apenas al Betis, pero eso no es deporte: eso es un esperanzado sentimiento trágico de la vida y de crecerse en la derrota. Por eso me quedé completamente de piedra cuando ... escuché que «Los Hispanos» habían ganado el Campeonato Europeo de Balonmano, y que en nuestra nación todo el mundo mostraba su alegría por haber conseguido ese ansiado trofeo, dicen que muchas veces perseguido, con la miel en los labios, pero pocas logrado. Me dije, perplejo: vamos a ver, ¿qué pintan los hispanos de Estados Unidos, los puertorriqueños de Nueva York, los inmigrantes mexicanos de California, los ciudadanos de Florida que tienen el español como lengua materna, en un campeonato europeo? De balonmano o de lo que sea. Porque no conozco a otros hispanos que a los inmigrantes o descendientes de inmigrantes sudamericanos, centroamericanos o caribeños en los Estados Unidos que hablan español. Salvo que nos metamos en la Historia, y llamemos hispanos a los habitantes de la Península Ibérica en tiempos del Imperio Romano, que la dividió «in partes tres»: la Hispania Ulterior Baetica, la Hispania Citerior Tarraconensis y la Hispania Ulterior Lusitania. Posibilidad que me sumió todavía más en la duda: ¿es que acaso los romanos, en sus circos y anfiteatros de Hispania, jugaban al balonmano? ¿No quedamos en que era cosa de gladiadores y de echar a los cristianos a los leones, según nos ha explicado el cine de Hollywood?

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