Pásalo
Rojos de capirote
La carne roja no es mala. Lo que es malo son las ocurrencias de algunos rojos de capirote
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónimitando a los Reyes Magos, contamos ministros que se dejan ver una vez al año, para regalarnos lo mejor de su tesoro político. Eso nos ha pasado con el de Universidades, el señor Castells, que existir, existe, como dicen de las meigas galaicas, pero que ... no es muy insistente a la hora de hacerse ver. Lo habremos visto un par de ocasiones. La primera cuando levantó la cartera de su Ministerio tras ser nombrado baranda máximo, en pose casi de halterofilia doctoral. No hace mucho, al amparo de alguna conjunción estelar, volvió a aparecer como hacían las caras de Belmez y nos dejó una muestra de su sentido del humor, a caballo entre Groucho Marx y Rockefeller, el cuervo canalla de un ventrílocuo muy moreno. El ministro invisible dijo: condenar a los alumnos por un suspenso es elitista, machaca a los de abajo y favorece a los de arriba. Y el tipo se quedó tan pancho, como si hubiera descubierto que el Mediterráneo llega hasta las surferas y clasistas playas de Santa Mónica, en California, donde tiene un bujío de dos millones de dólares y trescientos metros cuadrados, con vecinos de bronceada piel y estrellas del cine. Qué lejos y clasista queda Chipiona, ¿verdad señor ministro?...
Otro que tampoco se deja ver mucho, afortunadamente, pero que cada vez que aparece en escena logra superar en emoción el acto truculento de la taza de te de la Bella y la Bestia, es el señor Garzón, responsable de cárnicas Sánchez. Nada más irrumpir en escena, dibujó su pose de zurdo exquisito, arremetiendo contra el turismo, señalándolo como un sector de bajo valor añadido. Qué animación tomó el patio. También se las tuvo tiesas con los productores de pata negra, los aceiteros y el queso. Es, con esa carita que tiene de yo no fui, lo más parecido que he visto en política a Daniel el travieso, todo un experto en el arte de tocar los timbales… Ahora, para demostrar que existe, que tiene vida propia y que no es un holograma de la ficción política del sanchismo, nos recomienda no comer carne, por el bien de nuestra salud y la del planeta, atufado como está por las emanaciones de metano de las macrogranjas. Aquí carne roja o pelirroja solo puede comer Pablito Iglesias, gran catador de proteínas juveniles…
Resulta de lo más chocante que, el señor Garzón, nos quiera apuntar a la dieta vegana, alejarnos de la carne roja cuando lo deseable es que nos alejara de las ocurrencias de los rojos de capirote. Bill Gates, cofundador de Microsoft y el primer terrateniente de los Estados Unidos, ha comprado en los últimos años más de 87.000 hectáreas de tierras cultivables en Illinois, Iowa, Luisiana y California. En su ánimo está, según declaraciones recientes del gran benefactor, reducir el consumo de esta carne que mejoraría la situación climática. ¿Qué harán un comunista y un millonario capitalista defendiendo las mismas tendencias gastronómicas y estrategias globalistas para salvar el planeta? ¿Qué harán un comunista y un infectado de dólares compartiendo fantasías y programa? Dios los cría y ellos se lo montan para alimentar el contubernio de la hamburguesa y reconocerse con la gran distinción del medallón de ternera…
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete