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PÁSALO

Harry el Sucio

No hay una apuesta deEstado para acabar con la narcocostra de La Línea

Felix Machuca

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Desde hace muchas décadas, el Campo de Gibraltar es una anomalía social, económica y cultural en el tacón de Andalucía, registrando singularidades que se han tornado en insufribles cefaleas. Sobre todo para los nativos, porque en Madrid no acaban de enterarse que la solución de ... aquel epicentro del narcotráfico no es mandar a Harry el Sucio con su enorme pistolón, aquel rutilante Magnum 44 con el que el inspector Callahan mantenía a raya a los malos. Harry, en una época muy concreta de la muy violenta sociedad norteamericana, significó la sublimación cinematográfica de un héroe policial al margen de una normativa obstruccionista, que les daba ventaja a los delincuentes. Sintetizó el sueño de tanto ciudadano vulnerable que se sentía menos protegido por las leyes que los encanallados utilitaristas del sindicato del crimen. Madrid sigue empeñado en ver en La Línea un problema policial. Exclusivamente policial. Y, una vez más, no llevo la cuenta de veces que lo he escrito, el problema de aquella comarca no se soluciona enviando a Harry el Sucio.

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