La cuadratura del círculo
Espero que cuando acabe de jugar con los mitos se enfrente con las realidades
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl señor Sánchez se ha ido al balcón del mundo para colgarse la medalla de haber dado con la cuadratura del círculo democrático español. Una apuesta nada fácil y que, en verdad, exige más esfuerzo, intensidad y rigor que firmar una tesis que no es ... tuya. Ese balcón a la calle planetaria le ha servido para tirar el primer cohete que inaugura la fiesta electoral y que, como no podía ser de otra forma, le ha llegado botando y para romperla contra la escuadra de los nuevos mitos. La política siempre anda buscando mitos para evadir las complicaciones de la realidad. Y en Nueva York Sánchez la ha eludido con esa indiscutible habilidad que tiene para escurrirse de las zonas pantanosas y poner los pies sobre terrenos sólidos. ¿Hay algo más sólido para que un político ponga los pies que la creación de un mito? Y así, con la flema que le caracteriza para la simulación, se acaba de colgar la medalla de ser la cabeza visible de la generación que ha cerrado el círculo democrático en España. Con el muerto más vivo que tuvo la historia. Una vez más me pregunto qué hubiera sido del discurso socialista si Franco no hubiera ganado la terrible y sangrienta guerra civil española. Una vez más me pregunto qué relato hubiera salido de los laboratorios socialistas cuando Zapatero, iluminado por algún indeseable y maligno rayo lunar que le hirió la razón, entendió que el futuro electoral de su partido estaba en el pasado que la transición había enterrado constitucionalmente y con un abrazo entre las dos Españas.
Ese abrazo le dejaba sin mercado político y había que impregnar a las nuevas generaciones con una bacteria más agresiva que la que ha envenenado la carne mechada de una condenable firma comercial andaluza. La apología zapaterista sostenía que ese abrazo era una farsa teatral y un engaño democrático. Y volvieron al pasado para buscar espantajos y murciélagos en el viejo arcón de la política. Necesitaban una nueva cantera ideológica con la que alimentar votos. Pusieron a trabajar a sus cabezas de huevo, a sus historiadores orgánicos, a sus profesores afectos y, en un plis plas, con el encendido eléctrico de la furia legítima que alumbró la crisis, comenzaron a emerger los brotes verdes de las generaciones revisionistas. Los nuevos revolucionarios que aspiraban a una España distinta y diferente, la que abriera heridas cerradas en las cunetas, la que pasara lista de los muertos en los paredones, la que cambiara y rotulara calles incluso derribando nombres que nunca fueron franquistas salvo en la sólida ignorancia de los nuevos brujos ideológicos. Todo, claro, en la dirección obligatoria, en la única del bando contrario. En ese caminar para rescatar la que llamaron memoria histórica la meta terminaba en Cuelgamuros, donde estaba enterrado el muerto más vivo de la postdemocracia constitucionalista española.
En el balcón de la ONU Sánchez se ha declarado el nuevo caudillo libertador de España. Al cerrar lo que él llama circulo democrático con la exhumación de los restos del dictador tras fallo del Supremo. Realmente estoy deseando que levanten la lápida y se lleven al autor de Raza al sitio que el destino le tenga deparado. Al fin y al cabo, Franco jamás quiso descansar en el Valle de los Caídos. Desenterrado el general me pregunto qué nuevo mito guerracivilista maquinarán para seguir echando carbón en el horno de los nuevos relatos. A España le sobran mitos y le faltan realidades. Se acerca una borrasca económica que el Banco de España acaba de colocar en el mapa del tiempo político nacional. Por el Noreste se desarticulan comandos independentistas que planeaban actos terroristas. Alguna plataforma catalanista acaba de plantear la creación de un ejército libertador. Pero Sánchez entiende que cerrar el círculo democrático español era sacar a Franco de su tumba. Vale. Espero que cuando acabe de jugar a los mitos se enfrente con las realidades y cierre la cuadratura del círculo de una nación que quiere el trabajo que no tiene, la seguridad que escasea, la dulcificación tributaria que se olvida, el cese de la fuga de talentos que tanta falta nos hacen y la armonía territorial que voló por los aires. Cuando el señor Sánchez se atreva con esto lo mismo se puede colgar el medallón de ternera de haber cerrado realmente, sin simbolismos facilotes, el círculo de la democracia española. Hasta entonces tendrá que vivir de los muertos.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete