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La cuadratura del círculo

Espero que cuando acabe de jugar con los mitos se enfrente con las realidades

Felix Machuca

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El señor Sánchez se ha ido al balcón del mundo para colgarse la medalla de haber dado con la cuadratura del círculo democrático español. Una apuesta nada fácil y que, en verdad, exige más esfuerzo, intensidad y rigor que firmar una tesis que no es ... tuya. Ese balcón a la calle planetaria le ha servido para tirar el primer cohete que inaugura la fiesta electoral y que, como no podía ser de otra forma, le ha llegado botando y para romperla contra la escuadra de los nuevos mitos. La política siempre anda buscando mitos para evadir las complicaciones de la realidad. Y en Nueva York Sánchez la ha eludido con esa indiscutible habilidad que tiene para escurrirse de las zonas pantanosas y poner los pies sobre terrenos sólidos. ¿Hay algo más sólido para que un político ponga los pies que la creación de un mito? Y así, con la flema que le caracteriza para la simulación, se acaba de colgar la medalla de ser la cabeza visible de la generación que ha cerrado el círculo democrático en España. Con el muerto más vivo que tuvo la historia. Una vez más me pregunto qué hubiera sido del discurso socialista si Franco no hubiera ganado la terrible y sangrienta guerra civil española. Una vez más me pregunto qué relato hubiera salido de los laboratorios socialistas cuando Zapatero, iluminado por algún indeseable y maligno rayo lunar que le hirió la razón, entendió que el futuro electoral de su partido estaba en el pasado que la transición había enterrado constitucionalmente y con un abrazo entre las dos Españas.

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