Suscríbete a
ABC Premium

Alarmas

Las campanas, cuando doblan, siguen siendo una alarma en el aire, una sonora y fúnebre duda

Campanario de una iglesia antigua MIGUEL MUÑIZ
Antonio García Barbeito

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Las campanas de la tribu sólo tocan ya, que tú sepas, a repique de fiesta, a misa y a muerto. Cuando eras un chiquillo, recuerdas que las campanas, si tocaban a muerto, dejaban claro, en su toque, si el difunto era hombre o mujer: «Ese ... doble es de mujer…» Y, como una vez te dijo Justo, tocaban a rebato cuando había un fuego en cualquier sitio, en los pinares o en un pajar, en una vivienda o en una fábrica de maderas. Las campanas, cuando doblan, siguen siendo una alarma en el aire, una sonora y fúnebre duda: «Oye, ¿has oído doblar? ¿Quién se habrá muerto?» Te repito que al menos entonces, hace ya muchos años, por el toque del duelo se sabía si había muerto un hombre o una mujer. Ahora, cuando doblan, tienes que andar llamando por teléfono, y si no lo saben, te dicen: «No sé quién habrá muerto, pero no me extrañaría que sea Fulano, que andaba en las últimas…»

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia