quemar los días
Juanma se pone canallita
No tengo muy clara la ganancia de los últimos anuncios del presidente de la Junta. Realmente, no creo que los necesite
Fui a ver a Sabina en la segunda noche de su despedida de Sevilla en la Maestranza. Entre el público, me enteré más tarde, estaba el presidente de la Junta, Juanma Moreno. De lo que sí me percaté enseguida es que también estaba presente, y ... de qué modo, Álvaro Moreno. Su ropa, su estética, su impronta, quiero decir. Porque la mayor parte del público parecía vestida por la conocida cadena de ropa que ha transformado la ranciedad en pret-a-porter. Si, en lugar de Sabina, hubiera actuado Siempre así, el cambio en el perfil de público habría sido indiscernible. Soy consciente del viraje ideológico que ha protagonizado el de Úbeda en la última década, pero confieso que jamás esperé que un concierto suyo pudiera convertirse en Pijolandia.
Sabina tiene himnos claramente contestatarios, de espíritu ácrata, bastante radicales. Pero la edad acabó apoltronándolo y le nacieron gustos castizos que nadie vio venir en su época de La Mandrágora, cuando entre otras cosas dedicó a la muerte del Generalísimo los versos más ácidos y con más mala baba que jamás se hayan cantado. En consecuencia, hoy gasta un conservadurismo de punto canalla y amable que resulta de sumo agrado para el espectro de derechas menos recalcitrante.
La maquinaria electoral se ha puesto en marcha, y a Juanma Moreno le ha dado por jugar a ponerse canallita y amable, a la manera de esa izquierda de gestitos cosméticos a los que nos tiene acostumbrados Pedro Sánchez con la impagable complicidad de la presidenta de Sumar. En esta semana hemos conocido que habrá ventajas fiscales para los propietarios de mascotas y para los usuarios de gimnasios (anuncios que, curiosamente, se difundieron antes que el más perentorio, el referido a las ayudas para facilitar el acceso a una vivienda). Estas medidas no tienen nada que envidiar, en su superficialidad, al famoso bono joven promovido por Sánchez. Pero están al mismo nivel de cuquismo. ¿Qué será lo próximo? ¿Deducciones para la depilación láser? ¿Incentivos para los que logren un mayor número de finales felices en Tinder? Junto a estas preguntas, también me hago otra, un poco más seria. Viendo lo evidente que resulta que María Jesús Montero no tiene absolutamente nada que hacer contra el candidato popular en las próximas autonómicas, ¿qué sentido tiene intentar arañarle votos con este tipo de medidas tan melifluas, tan del gusto sanchista? Porque es evidente que es ahí, en ese caladero, donde pretende pescar. Temo que, en esa maniobra, haya descuidado mirar por el retrovisor derecho, donde es posible que esté avanzando, con paso acelerado, la verdadera amenaza. El tiempo nos dirá si su estrategia es la correcta o, en cambio, debió optar por la que su colega Ayuso viene ejecutando con indudable acierto -en términos electorales- en la Comunidad de Madrid: situarse a la derecha de la derecha, ser más voxera que Vox.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras