Vox se autobloquea
Si ya no quieren compartir gobierno con el Partido Popular, ¿cómo justificarán su bloqueo en Sevilla capital? ¿Serán los menas su nueva vacuna extorsiva?
SEVILLA
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Iniciar sesiónEl partido de Santiago Abascal jamás defrauda en su ya patológico afán pueril y egocentrista contra cualquier tipo de aproximación a una estabilidad política que les desnude de argumentos y orille a la margen de la irrelevancia. Esa que empezaban a vaticinar tras un primer ... año de gobiernos autonómicos sin más grandes logros que algunos exabruptos verduleros o puntuales propósitos de bloqueo institucional con los que han conseguido aparecer en los titulares de esos mismos medios que, fieles a lo más chungo del trumpismo, ultrajan con orgullo. Al contrario de lo que cantó Rocío Jurado, a Vox se le rompió el amor, o los acuerdos, de tan poco usarlos. Su estrategia de torpedear al que debería haber sido su socio natural ha ido un paso más allá en una suerte autobloqueo que bien podría ser su propio cordón sanitario contra una nueva y definitiva implosión tras las primeras fricciones que ya sacaron del tablero corporativo a sus más reconocidos referentes mediáticos en favor de un líder supremo cada vez más desconcertado y manejado por los siniestros tentáculos de su renovada cúpula interna y externa.
Santiago Abascal acaba de hacerle el gran regalo del verano al Partido Popular, donde todos respiran aliviados. Desde el líder nacional hasta cuatro presidentes autonómicos que por fin se han despejado de tan inquietantes e incómodas compañías. También Juanma Moreno, siempre beneficiado de extremar la lejanía con un partido que ya va a calzón quitado contra la inmigración… y los derechos humanos. Decimos cuatro presidentes regionales porque no sabemos en qué lugar queda María Guardiola, quien hubiera sido la heroína del momento de haberse mantenido en una atrevida y fallida apuesta que vaticinaba, antes de su triste claudicación, lo que ahora le ocurre a los suyos con Vox. Precisamente ella se queda para su gobierno con uno de los pocos consejeros de Vox capaces de mandar a tomar por saco los caprichos monitorizados desde Madrid.
Algo así es lo que le reprochaba Cristina Peláez a José Luis Sanz como «alcalde marioneta, teledirigido por San Telmo». Fue en el Pleno de la cuestión de confianza cuando le volvió a recordar que «los sevillanos eligieron un gobierno de PP y Vox». Aunque ese empeño político, y esa supuesta elección de las urnas, se caen definitivamente tras el órdago de Santiago Abascal con el que se reconocen abiertamente como elemento alborotador de oposición aún imberbe para una gestión institucional. Si Vox ya no quiere formar gobierno con el Partido Popular, ¿cómo justificarán en el Ayuntamiento de Sevilla los próximos bloqueos de su grupo municipal? No tengan duda de que los habrá. Mal que le pese a Peláez, Madrid y su líder han sido bastante claros. ¿Qué hará ahora la lideresa, ser una edil teledirigida o pensar en el futuro de los sevillanos?
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