COMENTARIOS REALES
¿Por qué «hurtasun» la corona del logo de la BNE?
La BNE no existiría sin el patrimonio de los Reyes de España. Por lo tanto, eliminar la corona del logo no sería una operación de diseño, sino un hurto descomunal
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Iniciar sesiónEn mi primer carné de investigador de la Biblioteca Nacional de España, la imagen de la corona ya destacaba sobre el fondo rojo de un logo cuadriculado. Nunca me molestó la imagen de la corona, porque vivimos en el Reino de España, bajo una monarquía ... parlamentaria y nuestro Jefe de Estado es el Rey. Dentro del Estado español hay ciudadanos y partidos políticos que se consideran republicanos o antimonárquicos —que no es lo mismo—, pero que si quisieran imponer sus puntos de vista deberían llevarlos en sus programas de gobierno y presentarlos a unas elecciones generales, en lugar de pastelear con grupos parlamentarios minoritarios para erosionar nuestras instituciones degradando sus símbolos. Amputar la corona del logo de la BNE supone trasladar al terreno simbólico una guerra ideológica que no existe en el debate nacional, pero que pretende ir ocupando «territorios» descoronando instituciones culturales y educativas como escuelas, museos, academias, fábricas o bibliotecas.
El pretexto para eliminar la corona del logo de la BNE es una presunta «modernización», subterfugio que es imperativo desmontar acudiendo a la historia, pues sin el patrimonio de la Corona española, sin las donaciones de los Reyes de España y sin las colecciones reales de mapas, códices, incunables y manuscritos, los fondos de la BNE no tendrían el enorme valor que atesoran; por no hablar de las obras o las trayectorias literarias, científicas, teatrales y artísticas de tantos creadores españoles que sin el aliento, favor o patrocinio de los monarcas no habrían podido dejarnos un legado que también custodia la BNE.
La BNE fue fundada como Biblioteca Real Pública por Felipe V en 1711. Desde entonces, la Corona impulsó la colección, aprobó las adquisiciones y donó infinidad de mapas, incunables, manuscritos, libros de coro y códices iluminados. Carlos III e Isabel II fueron dos de los monarcas que más enriquecieron los fondos de la antigua Biblioteca Real Pública, hasta que la desamortización y la secularización de los bienes la convirtieron en la actual BNE en 1836. Sin embargo, hablamos de ejemplares únicos como los Códex I y II de Leonardo da Vinci, el Libro de Horas de Isabel la Católica, el Cancionero Musical de Palacio, el Códice de Metz, las Cantigas de Santa María, el Atlas de Cresques o el manuscrito iluminado de Beato Fernando I y doña Sancha, todos provenientes de las colecciones reales, así como 5 mil manuscritos de la Biblioteca de Palacio y otros 83 mil manuscritos que pertenecieron a la Corona y donde se han hallado comedias de Lope de Vega y papeles de otros autores del Siglo de Oro como Tirso, Quevedo y Calderón.
Como se puede apreciar, la BNE —como el Museo del Prado— no existiría sin el patrimonio de los Reyes de España. Por lo tanto, eliminar la corona del logo no sería una operación de diseño, sino un hurto descomunal. Un «hurtasun».
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