Enseñanza privada, prestigio público

Si tomamos el famoso ranking de Shanghai, observaremos que 7 de las 10 primeras universidades del mundo son privadas, mientras que las públicas son apenas 3 (Oxford, Cambridge y Berkeley). Sin embargo, como las tasas de Oxford y Cambridge les suponen 11 mil euros anuales a los alumnos del país, sospecho que en España el actual gobierno PSOE-Sumar las habría clausurado, porque para ellos lo importante es la gratuidad y en ningún caso la calidad. ¿Y cuánto cuesta un año de estudios en la universidad pública de Berkeley California? El precio base es de 15 mil euros anuales. Es decir, el doble de lo que paga un alumno de la privada Universidad Loyola Andalucía. Lo que el gobierno evita decir es que, en universidades públicas como Oxford, Cambridge o Berkeley sólo se accede por excelencia académica, ya sea una hija de juez o de obrero.

Por otro lado, según el ranking del BBVA, las 10 mejores universidades españolas son todas públicas, aunque debo aclarar que los criterios utilizados para elaborar dicho ranking se basan en docencia, innovación, presupuesto, investigación, número de alumnos, internacionalización y otros criterios contra los que no pueden competir las privadas. No obstante, si sólo tomáramos en cuenta la empleabilidad —es decir, cuáles son las universidades que garantizan conseguir un empleo de calidad—, según el ranking de Forbes habría 5 universidades privadas entre las diez mejores de España: Alfonso X (2ª), Navarra (6ª), Deusto (8ª), Comillas (9ª) y Nebrija (10ª).

Finalmente, si quisiéramos saber cuáles son los mejores colegios de España para estudiar la secundaria y el bachillerato, disponemos de tres rankings: Micole, Forbes y el de «El Español». La información al respecto es tan abundante que puedo resumirla así: en la lista de Forbes los centros privados copan los 100 mejores del país; en el Micole los centros privados y concertados hacen pleno en los 10 mejores, y en el de «El Español» —que distingue entre sobresalientes, innovadores y destacados— tenemos siete privados y tres concertados entre los diez mejores de la categoría de sobresalientes.

¿Por qué los dirigentes del PSOE y Sumar piensan que la mejor manera de ayudar a la enseñanza pública consiste en eliminar la privada? En realidad, como ambos se disputan el mismo electorado, tienen que azuzar el resentimiento para arañarse votos mutuamente; pero cuando se calmen las aguas volverán a matricular a su descendencia en centros privados o a pagarse ellos mismos un posgrado caro carísimo para trepar en las listas cerradas de sus partidos, donde los hijos de los obreros no tienen ninguna posibilidad de ser elegidos. Esos son los verdaderos chiringuitos.