Andalucía, de cine
A votar y a botar
Supongo que no será tan complicado darse cuenta de que estás fichando para tu partido a un latin king o a alguien que esconde 500 plantas de maría en el sótano
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A la campaña electoral sólo le ha faltado quedarse embarazada. Si creíamos que con la ignominiosa inclusión de expresos etarras en las listas de Bildu se había tocado techo, lo acontecido en los últimos días ha superado cualquier expectativa. El optimista antropológico que un día ... creyó que los partidos políticos habían aprendido la lección ya no sale de su casa.
Entiendo que para cualquier organización debe de ser harto complicado un proceso de selección tan grande como para cubrir las más de 67.000 concejalías que hoy se ponen en juego en toda España. Además de los sillones de los doce parlamentos autonómicos y de las dos ciudades autónomas (ay) también en liza.
Pero el optimista antropológico (no va a ver la calle en años) quiso pensar que después de décadas de garbanzos negros y manzanas podridas alguna mejora se habría hecho a la hora de ir a la compra. Qué se yo. Supongo que no será tan complicado darse cuenta de que uno está fichando a un latin king o a alguien que, aparte una esplendorosa voluntad de servicio público, posee un suelo rústico junto a la playa en el que no le dejan levantar un hotel. O que esconde, mismamente, 500 plantas de maría en el sótano de su casa. Porque eso huele.
No son más que el reflejo de la sociedad, nos dirá el politólogo de guardia, siempre tan estirado. La corrupción es intrínseca a nuestro ser, y líbreme Dios de aquellos que vienen a salvarnos, como se ha visto perfectamente con la irrupción de tanto partido lleno de 'pulcros', ahora ya en desuso.
Pero como felizmente no todo el monte es orégano y entre la maleza también aparece a veces la planta que da frutos, piense que hoy es el día en el que votamos. En conciencia, libertad y preferiblemente con calzado cómodo. Y que tras el escarnio de las jornadas en las que le han pedido su apoyo (si no se lo han intentado comprar directamente) y antes de que comience el cambalache de los pactos, ésta es la única jornada en la que verdaderamente mandamos. Votamos y podemos botar. El optimista antropológico se viene arriba y vuelve a sacar cabeza. Déjenlo disfrutar. Vale. Siempre que no se le ocurra decir 'fiesta de la democracia'. Que ustedes lo voten bien.
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