Andalucía, de cine
Muchos metros bajo tierra
Lo sucedido con Amparo Rubiales es ejemplo perfecto de la deriva de un partido que fue sistémico y ahora es antisistema
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Iniciar sesiónpregunta, realmente, no es qué pasó por la cabeza de Amparo Rubiales cuando decidió recurrur a un insulto inaceptable y escribir en sus redes sociales que Elías Bendodo era un «judío nazi». Cualquiera que siga a la histórica dirigente socialista en sus diatribas por la ... tuiter podía imaginar que algo así acabaría pasando cualquier día. Cualquiera que haya leído después sus particulares disculpas echando más leña al fuego colegirá que donde no hay mata, no hay patata.
La pregunta pertinente, realmente, es qué hacía Amparo Rubiales siendo presidenta del PSOE de Sevilla. De quién fue la genial idea. Uno puede incluso cuestionarse para qué sirve un presidente en el PSOE, cuando su liderazgo lo ejerce el secretario general. El experto estatutario responderá que se trata de un cargo, digamos, senatorial. Es decir, todo lo contrario a alguien que de la nada es capaz de montarte un incendio de tercera generación. ¿Recuerdan a Ramón Rubial? Igualico, igualico.
Lo sucedido con Rubiales, su invectiva contra Bendodo y su reacción posterior sirve como ejemplo perfecto de la deriva tomada por un partido que un día fue sistémico y hoy en día se ha vuelto antisistema. Mientras insulta en Twitter como toda muestra de acción política, los coetáneos de la procaz (y tan admirada ¿?) expresidenta (también del PSOE-A) aprovechan las tardes para lamentarse del precipicio al que su egregio líder lleva a la formación por la que tanto dieron en su día. Además de preguntarse cómo puede ser tan grande esa cohorte de pelotas perfectamente reconocible por los callos de sus manos, de tanto aplaudir.
De ellos, al menos, uno puede compadecerse. No deben de tener otro sitio al que ir, como ha demostrado la confección de listas para el réquiem del 23 de julio. En las que por cierto ocupa lugar de honor la ministra Ribera, otra que ha hecho de la ofensa radical el eje de su particular ejercicio profesional. Gamberro, dice.
En realidad, lo que uno se pregunta, sin contestación posible, es cómo quienes gobernaron esta tierra con mano de hierro durante tanto tiempo hoy solo saben dar una palada más cada día a la profunda tumba que se están cavando en Andalucía.
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