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PÁSALO

Saliendo del armario

Lo de Cibeles fue mucho más que el recibimiento feliz a los campeones de Europa

Félix Machuca

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En Elorrio, un pueblo del laberinto etarra, le han advertido en una pintada a dos jugadores vascos de la selección campeona de Europa, española para no confundirnos, que son unos traidores. El verso iba acompañado de una esvástica y de los nombres de Merino y ... Oyarzabal. Los mariachis de la extrema derecha catalana que se arrejuntan en torno a Puigdemont, en un prodigio de talento metafórico, colocaron en el pueblo del fugado una pancarta con leyenda en todos los idiomas posibles, incluido el lapón. La leyenda decía «Puta España». No podemos soportar tanto cariño como nos tienen los unos y los otros. Tanto cariño expresado, con intensidad inusual, en estos últimos años, donde han encontrado el afecto y la comprensión político de un sanchismo sin fronteras que se ha convertido en oenegé salvadora de tanto amor diferencial. El resto de los españoles, de derechas y de izquierdas, que se han sentido engañados por esos cuernos, han tragado tanto que han explotado su españolidad en estos días de la copa de Europa. El fútbol siempre fue un catalizador de emociones y sentimientos. Y en España, ante tanta desafección de nuestros enamorados enemigos, ha servido para ajustar los tornillos sentimentales de la identidad y liberar los demonios de la frustración nacional. A ver lo que dura.

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