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pásalo

Cubos de agua

Tirarle cubos de agua a los turistas no es la solución del problema

Félix Machuca

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LAS reacciones contra el turismo masivo son cada vez más frecuentes y desagradables. Porque turistas somos todos. Aunque nos distingamos del resto del embarque creyéndonos viajeros ilustrados, ajenos y lejanos a la ola guiri que nos iguala. La masificación, la popularización del turismo, ha obrado ... el milagro, ayudado por esa mano amiga llamada vuelos de low cost. Todos viajamos y todos hacemos lo que un turista suele hacer cada vez que deja su casa: ocupar un lugar en un espacio que no es suyo, tensionar los límites de su capacidad, llenarse de admiración la boca viendo Pompeya y dejar dinero, mucho dinero, para que la ciudad visitada alimente a la economía que la mueve. Esto no pasaba hace cuarenta años. Cuando podían viajar ciertas élites sociales y los amigos de Jaime de Mora y Aragón. Ahora viaja el Tato con pantalones piratas, chancletaje mambí y mochila de campismo popular. Que tienen todo su derecho a hacerlo. En los tres meses de verano visitaron España 41 millones de personas que, para final de año, sumarán los 90 millones.

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