Volver a ABC

Desde hace más de un siglo en esta casa se practica ese periodismo que se convierte en relato histórico. Eugenio D'Ors decía que el periodista no debía perderse en la trampa del presentismo y buscar el pálpito de la Historia bajo el ruido de su tiempo. Y ese es el paisaje de fondo detrás de las páginas de este periódico. Para conocer el pasado hay cierto articulismo literario capaz de contarlo mejor que un manual de Historia.

En ABC se siente el sonido del tiempo. Suena aún el ambiente de los periódicos de otras épocas, las redacciones con las paredes nicotínicas y las largas madrugadas de los reporters que aparecían en La novela de un literato, de Rafael Cansinos Assens. Y sigue estando presente ese articulismo literario con el que se hace el pespunte de la Historia, porque la literatura al servicio del periodismo -y viceversa- nos sirve para comprender mejor cómo somos, cómo hemos sido y cómo seremos.

Por eso es tan importante volver a ABC, ahora que hay tanta confusión, tantos ecos y tan pocas voces verdaderas. En estos malos tiempos para el periodismo hay que resistir para seguir examinando y destapar lo oscuro de los mediocres del poder, barrer la basura que se esconde bajo las alfombras y medir la temperatura democrática. Seguir pensando que es posible que la fuerza de la pluma aliada con el periodismo sea capaz de acabar con injusticias. Seguir creyendo en el 'Yo acuso…' de Émile Zola en la Francia del escándalo Dreyfus.

El articulismo literario de ABC es un ejercicio de resistencia frente a ese mundo que se empeña en hacer desaparecer a los periódicos. La excelencia de la escritura, saber contar bien el presente con memoria, rigurosidad y contexto es lo que salvará al periodismo.

La viga maestra de ABC ha sido también la calidad literaria de los que aquí escribieron. Los Azorín, los Camba, los Fernández Flores y sus crónicas parlamentarias nos cuentan una época. Ellos siguen estando en el bronce de nuestra mejor memoria mientras que muchos de los que entonces estaban en el poder no son ahora más que fantasmas anónimos que necesitan una nota a pie de página para saber quiénes fueron. Olvidables fósiles atrapados en ámbar.