Cuartango

Pero lo importante, lo más importante, lo único importante si de verdad queremos hablar en serio es que Cuartango escribe muy bien. Los artículos se justifican por sí mismos y sólo por sí mismos. Por si son elegantes. Por si están bien escritos. Todo lo demás es basura sectaria y pones a la gente en fila y desnuda si la señalas por sus ideas. Pedro García Cuartango cree que es pesimista pero a mí me ha parecido siempre lo contrario porque la hermosura de su escritura hace venir esperanza en los hombres de buena voluntad y concreta la promesa de Jesucristo de un mundo mejor. Me gusta Cuartango. Quiero a Cuartango. Agradezco a Cuartango, no sabría escribir lo que escribo si no te hubiera leído y espero que esto, querido, no te lo reprochen excesivamente tu esposa y algunos de tus amigos. Recuerdo lo que te decían cuando íbamos a comer, pero tú igualmente venías.

Y también sé que no te gustan las escaramuzas y me imagino que estarás más triste que enfadado por lo de Hermann, y que preferirías que tus amigos guardáramos silencio, pero por una vez déjame decirte lo mucho que te debo y lo contento que estoy de formar parte de tu tiempo y haberte podido conocer. Precisamente por eso me extraña el revuelo, porque de izquierdas siempre fuiste y así te conocí y te quise desde el primer día. Una izquierda clásica, la tuya, literaria, antinacionalista, muy bien escrita. Una izquierda culta, fértil en la discrepancia, nunca determinista. De hecho, mayoría de tus seguidores y amigos en los periódicos en los que hemos coincidido han sido de pensamiento opuesto al tuyo, por no hablar de los directores que te han fichado, lo que sin duda certifica que aún existe la civilización fundamental en que los distintos se enseñan, se mejoran y saben que el debate aseado y libre sirve para descorchar botellas de vino y beberlas a la salud de la inteligencia y no para usarlas de arma arrojadiza.

Tú nunca has tratado de obtener reconocimiento o provecho económico por militar en unas siglas o exagerar los aspavientos de una ideología. Tú has estado siempre muy por encima del desfile uniformado. Tú eres tú y los centenares de periodistas y escritores que piensan lo contrario de lo que tú piensas y a los que has publicado, protegido y querido. Pedro, eres una bendición para la Tierra.