vivimos como suizos

Complejidad

Hay leyes que sensibilizan, pero también suponen que somos niños necesitados de ayuda

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Ha salido 'Los derechos en broma' (Deusto), de Pablo de Lora, casi a la vez que la Memoria de la Fiscalía General del Estado de 2022. Según esta, los delitos de agresión sexual han crecido un 31,5 por ciento (ahora que pongo la ... coma, me estoy acordando de Francina Armengol con lo de que la sesión se posponía hasta las «quince coma treinta»; juro que no había escuchado nada semejante desde el «cecé oó» de Urdaci). En fin, que los casos de agresión sexual contabilizados han sido 9.603, más de dos mil por encima de los 7.302 de 2021. Con un «notabilísimo y preocupante ascenso» de las agresiones sexuales cometidas por menores (la subida es de un 45,8 por ciento, y un 116 desde 2017). Las causas de este aumento son complejas, palabra que muchas veces no significa nada más falta de explicación. Que si la educación, que si el consumo de pornografía violenta. Ambos llevan a una «trivialización de su concepto de las relaciones sexuales normales».

También está la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, que ha podido tener incidencia al unificar abusos y agresiones. Pero ha sensibilizado. Admite la Fiscalía la existencia de un «indefinido índice de impunidad», lo que viene a ser la tradicional economía sumergida de las agresiones sexuales. A la vez, la repercusión de determinados casos ha fortalecido a las víctimas, animándolas a denunciar al sentir apoyo.

Pablo de Lora critica la ostentación moral del legislador, que concibe a los ciudadanos como párvulos necesitados de un «refuerzo positivo». Un paseo por las exposiciones de motivos y los preámbulos de las leyes es un viaje al tontódromo legislativo e ideológico. Sostiene que hay una creación institucional de víctimas. «Por ejemplo, en la violencia de género, con mujeres a las que se les avisa de que son víctimas, aunque ellas no lo sabían… Luego el poder viene a satisfacer esa demanda creada». Ninguna ley va a acabar con los asesinatos y las violaciones. Las habrá mientras haya hombres y mujeres. Y seguirá habiendo mujeres (no solo niñas) que no denuncien. Pero una mala cita no es una agresión sexual.

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