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ARMA Y PADRINO

Monedero puede

Espero para él todo lo que él y los suyos han intentado quitarle a los que pensaban diferente

Cositas nazis

Meter mano bien

Rebeca Argudo

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Que a Podemos la igualdad entre hombres y mujeres se la traía al pairo era algo evidente. Solo había que prestar atención a los detalles. Como que cuando se presenta a las elecciones generales por primera vez en 2015, la palabra «feminismo» aparece en su ... programa la friolera de cero veces. Y, unos años después, al calor de un movimiento revitalizado por, entre otras cosas, el impacto mediático del llamado caso de La Manada y la explosión del MeToo, se convertirá para ellos en nuclear: hasta 28 medidas, entre ellas una vicepresidencia de feminismos y el germen de lo que acabará siendo la ley de 'solo sí es sí', se materializan en su nuevo programa (ale hop) al tiempo que pasa a llamarse Unidas Podemos. El partido más feminista de la historia, por imperativo electoralista, ya estaba aquí. Y aunque es hoy cuando se le acumulan las acusaciones de acoso y abuso más vistosas (Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero) lo cierto es que los enanos les crecen desde que montaron el circo (Pedro Palacio, Salvador Salvatierra, José Ramón Blanco, Antonio Casiano Hernández, Juan Martínez…). Pero, oye, daba igual. Daba igual que su macho alfa deconstruido, ese ciudadano Iglesias que ha devenido de vicepresidente cuarto o quinto en paseante de diletancia por kermés televisivas, se quedase en su poder sin consentimiento la tarjeta con fotografías íntimas de una subordinada o que afirmase que azotaría hasta sangrar a una periodista. Daba igual que su señora, ahora eurodiputada, nos vendiese como grandes logros la suelta masiva y las reducciones de condena de delincuentes sexuales por obra y gracia de una ley deficiente. O que el presupuesto desproporcionado e injustificado de su ministerio (convertido en Chiquipark para adultas) se dilapidase en fruslerías (campañas para que se pudiese ir a la playa con sobrepeso, aplicaciones para compartir tareas domésticas, batucadas de ociosas o círculos violetas) y que solo fuese eficaz para garantizar un desplome de España en todos los rankings que califican a los mejores países para ser mujer. Por eso ahora Ione Belarra, en calidad de lideresa del pecio, cree que también da igual si sale sonriente a decirnos que han actuado con diligencia. Y que, mientras para Rubiales pide a los jueces más contundencia por el beso a Hermoso (ese pico celebratorio que a ella primero le dio risa, luego le dio igual y más tarde la traumatizó), toda la contundencia que es capaz de aplicar para los suyos es «dejar de convocar a las actividades públicas y privadas» de la formación. Lo que es evidente, además del fraude morado, es la hipocresía. Pero la hipocresía no es delito. Así que para Monedero, como para cualquiera y como siempre, yo solo deseo que le juzgue la autoridad pertinente, si procede, siguiendo todos los cauces previstos y con toda garantía procesal, y no los juicios sociales y sumarísimos a los que nos han acostumbrado ellos. Es decir, que espero para él todo lo que él y los suyos han intentado quitarle a los que pensaban diferente. Suerte, chaval. Con amigos como los tuyos, no necesitas enemigos.

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