Perdigones de plata
El ministro y las diferencias
Ya me gustaría contar con el formidable músculo industrial que ellos poseen en Milán
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Iniciar sesiónNos ilusiona creer que los italianos son como nosotros. Pero, si destripamos el tópico con la uña que empleó una diputada de ERC para arduas perforaciones entre nasales y abisales, a lo mejor descubrimos ciertas diferencias entre Italia y España. Por ejemplo, ya me gustaría ... contar con el formidable músculo industrial que ellos poseen en Milán, y con sus factorías de automoción, modelos deportivos carísimos incluidos. Y luego, no olvidemos su imparable sector de la moda y el diseño, la expansión mundial de la pizza, así como los flexibles tentáculos de sus mafias, pues para practicar el mal a escala planetaria se necesita afilada cabeza. Pero fue al leer el otro día, aquí mismo, la entrevista de Calero al ministro de Cultura italiano, Gennaro Sangiulano, cuando el calambre de la envidia me dejó cariseco pues ahí se evidencia la zanja abierta entre ambos países sureños, enganchados al matriarcado que fluye en torno a la mesa.
No sólo mostró la vasta cultura que se le debería de exigir a un ministro de Cultura, sino que habló clarito: «La cultura de la cancelación es antidemocrática». Y añadió: «No se debe censurar nada, hay que competir en el campo cultural». En definitiva, han perdido el miedo y han quebrado las cadenas del bienquedismo. Meloni, esa peligrosa ultra, goza de una aceptación desconocida en aquella tierra siempre dividida entre facciones. Es como si hubiesen superado una larga travesía por el desierto hasta pulsar la tecla correcta. Mientras que en España imperan los mansurrones encharcados bajo la sopa boba de la subvención, en Italia soplan otros vientos. César Antonio Molina fue lo mejor del Gobierno de Zapatero, pero este se lo fundió al preferir a una chica joven por cuestiones de imagen. No pretende uno que encontremos a un Malraux para el cargo, pero soportar a Iceta refleja la actual y profunda distancia entre los italianos y nosotros. Y encima, la diferencia suprema sigue vigente: ellos ligan con las españolas que es un escándalo, pero casos a la inversa no abundan. Mamma mia.
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