tiempo recobrado
Esa tercera España
El cainismo que domina el escenario hace viable la existencia de un partido que propicie pactos de Estado entre la izquierda y la derecha
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DE las crisis casi siempre emerge algo nuevo. Este es el sentido del verbo griego 'krinein', origen de la palabra, que se utilizaba para expresar la necesidad de reformular una posición ante un cambio. Pues bien, la situación política en este país está sometida a ... un proceso de transformación que obliga a repensar las viejas ideas y ofrece la posibilidad del nacimiento de otras alternativas.
Es en este contexto de deterioro institucional y de desgaste de las dos grandes fuerzas políticas cuando ha surgido la iniciativa de un grupo de intelectuales, entre los que figuran Savater, Carreras y Trapiello. Han suscrito un manifiesto por la creación de un partido socialdemócrata que aglutine el espacio de centro que existe en la sociedad española.
La propuesta no es nueva porque ya lo intentó Rosa Díez al fundar UPyD tras abandonar el PSOE y también Ciudadanos, el partido promovido por algunos de los firmantes de este escrito, que inicialmente se presentaba como una fuerza socialdemócrata con aspiraciones de regenerar la vida política.
La cuestión es si hay posibilidades de que la iniciativa llegue a buen puerto y si esa «tercera España» de quienes suscriben este manifiesto podría tener sentido en este momento. Respondo a ambas preguntas que sí. La polarización y el cainismo que dominan el escenario político hacen viable la existencia de un partido que propicie los pactos de Estado entre la izquierda y la derecha y que ponga fin a la dinámica de confrontación. Como subraya el texto, estamos instalados en una «anormalidad democrática» que hemos acabado por aceptar como inevitable.
Resulta absurdo que el futuro de la nación esté hoy en manos de 25 diputados nacionalistas que no representan ni al 10 por ciento del electorado. Y ello no porque el sistema electoral desfigure la representación nacional, que no es así, sino porque el PP y el PSOE son incapaces de pactar en asuntos de Estado y llevar a cabo una regeneración ética.
La paradoja que se está produciendo es que, a pesar de que dos tercios de los españoles se declaran en las encuestas de centro derecha o centro izquierda, este espacio ideológico no está representado por ninguno de los dos partidos que se alternan en el poder. Por el contrario, Sánchez se ha metido en una deriva que le empuja a ceder al chantaje del independentismo y de un prófugo de la Justicia. Esto es sencillamente irracional e incomprensible.
Una de las alternativas para romper esta dinámica perversa sería la creación de ese partido socialdemócrata que, asumiendo la necesidad de cambios constitucionales para responder a los desafíos del presente, volviera a los valores de diálogo, fraternidad y concordia de la Transición. Soy consciente de las dificultades del empeño y de las críticas que van a surgir, pero merece la pena intentarlo.