El poder desgasta a quien lo tiene

El primero de ellos es la amenaza de Pablo Iglesias de abandonar la disciplina parlamentaria de Sumar si Podemos no tiene representación en el nuevo Gobierno. Es sabido que Yolanda Díaz es reacia a ello, pero vamos a ver si acaban poniéndose de acuerdo. En cualquier caso, los cinco diputados de Podemos son esenciales para que Sánchez pueda disponer de mayoría parlamentaria.Sea cual sea la composición del Ejecutivo, tendrá que hacer encaje de bolillos para sacar adelante sus leyes, ya que le será muy difícil obtener a la vez el apoyo de esos cinco diputados de Podemos y los 12 que suman el PNV y Junts, que son formaciones de derecha en materias económicas y sociales.

Por si esto no fuera suficiente, Miriam Nogueras, la portavoz de Puigdemont en el Congreso, suscitó el gesto demudado de Sánchez en la investidura cuando le dijo que ellos no quieren la lista de la compra sino el supermercado. Nogueras dejo muy claro que la legislatura sólo avanzará si se cumplen los acuerdos y aludió al referéndum de autodeterminación y a la transferencia del 100% de los impuestos.

El Gobierno tendrá que pasar un examen mensual en el que Puigdemont decidirá si aprueba o no, ya que los términos del compromiso con Junts incluyen esa figura del mediador en el extranjero que supervisará el cumplimiento de lo pactado. Increíble pero cierto.

Otro de los frentes que se le va a abrir al Ejecutivo dentro de unos meses es la más que probable cuestión de constitucionalidad sobre la ley de amnistía que el Supremo puede plantear ante el Constitucional. Si esto es así, como me dicen mis fuentes, quedaría escenificado el enfrentamiento entre el poder judicial y el Gobierno.

La ley orgánica del Tribunal Constitucional establece que la norma queda suspendida hasta que haya un pronunciamiento sobre la cuestión, lo que choca con la literalidad de la proposición de ley del PSOE. Hay división de opiniones entre los juristas sobre este problema aparentemente técnico, pero de profundas consecuencias políticas porque demoraría la vuelta del prófugo de Waterloo.

Así que es probable que Andreotti se equivoque esta vez: el poder le puede desgastar a Sánchez y de forma inmediata. Los problemas se le van a acumular en sus primeras semanas de mandato. Y acabo con una anécdota que corrobora esta hipótesis. Sucedió en una comida en Génova con Rajoy en 2010. Le pregunté qué iba a hacer para derrotar a Zapatero en las próximas elecciones. Esta fue su respuesta: «Nada. La crisis se lo llevará por delante». Acertó.