tiempo recobrado
La democracia es hoy más débil que ayer
El Gobierno ha roto normas no escritas y que ha utilizado su mayoría para vulnerar principios como el de la igualdad ante la ley
El fin del principio, no el principio del fin (10/11/2023)
Farsa o tragedia (8/11/2023)
Sostienen los profesores Levitsky y Ziblatt que una de las maneras de destruir una democracia es democráticamente. Hoy no existe riesgo de un golpe o una dictadura en nuestro país, pero sí de una involución provocada por el abuso en el ejercicio del poder. No ... tanto porque el bloque liderado por Sánchez se vaya a saltar las normas como por la utilización del rodillo parlamentario contra la minoría.
No faltará quien argumente que las democracias otorgan el derecho de gobernar y legislar a la mayoría, lo cual es una verdad indiscutible. Pero Trump también fue elegido por los votos y luego pervirtió el sistema mediante un uso retorcido de sus prerrogativas. Como apuntan Levitsky y Zitblatt, es esencial el respeto a normas no escritas como cumplir las promesas electorales, no mentir, no mercadear con el poder o no favorecer a una elite.
Hay un debate jurídico sobre si la proposición de ley de amnistía es o no constitucional. Hay que reconocer que el Gobierno se ha esforzado en la exposición de motivos para que encaje en la legalidad. No estoy cualificado para dilucidar esta cuestión, pero creo que, más allá de la retórica, el verdadero motivo de esta norma es oportunista: hacer de la necesidad virtud.
La amnistía es el precio que el presidente paga por siete escaños. Todo el mundo sabe que no hay otra justificación por mucho que se envuelva la medida en un ropaje legal. Pero además el PSOE ha optado por tramitar la proposición, que no el proyecto de ley, por una vía de urgencia, lo que supone soslayar los informes preceptivos y limitar el debate.
La norma saldrá adelante con el apoyo de algo más de la mitad del Congreso y la oposición del Senado. Ello contrasta con la Ley de Amnistía de 1977, aprobada con un amplio consenso. Y además no figuraba en el programa del PSOE, cuyos dirigentes se habían manifestado en contra. Peor todavía, Sánchez ha comprado el discurso independentista que pretende presentar esta ley como una reparación y el reconocimiento de que el Estado no hizo las cosas bien. El texto de los acuerdos para la investidura con Junts y ERC abona esa interpretación, amén de asumir un relato tan falso como sectario.
Ello corrobora que el Gobierno ha roto normas no escritas y que ha utilizado su mayoría para vulnerar principios como el de la igualdad ante la ley. Y lo ha hecho en provecho propio y no por «el interés general», como dice el preámbulo. La democracia es hoy más débil que ayer.
Seguiremos diciendo 'no' con todas nuestras fuerzas, lo que no obsta para reconocer la legitimidad del Gobierno y la necesidad de acatar la ley. Ser demócrata consiste en aceptar las resoluciones del Parlamento. Sánchez ha abusado de su poder, pero nadie ni nada nos da derecho para combatir esa arbitrariedad con medios que no sean legales o éticos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete