¿Cuál será tu consuelo?

«Yo soy el camino, la verdad y la vida». A Cristo le arrebataron la capa, la túnica, el manto y la vida, entre otras cosas por no renunciar a la verdad. «¿Eres tú el Rey de los Judíos? Y respondiendo Él, le dijo: Tú lo dices». Dirán que los evangelistas no borraron lo sucedido de los textos porque Jesús les había encargado la presidencia del Congreso, pero hasta los historiadores romanos registraron el asunto. Armengol debería saber ya aquello de que un solo dedo no puede tapar la luz del sol o que la mentira puede correr si quiere cien años, la verdad la alcanzará en un solo día. Que no se deje engañar ella, ni Sánchez, Sumar, Podemos ni, en general, todo aquel que realmente cree que lo ocurrido es en pos de la prosperidad y la convivencia. Si acaso de una aparente pacificación que irá desapareciendo a medida que vayamos notando los efectos del desmantelamiento del Estado de derecho y la disolución de los vínculos nacionales y políticos, por no hablar de la ruina económica que ya saboreamos.

Será esta una paz fruto del odio y cerrilidad de los afectos al nuevo régimen y fruto también del miedo y la pasividad de quienes no quisieron defenderlo por miedo, desidia, desinterés. Fruto de quienes decidieron defenderlo tarde, pues tarde se dieron cuenta de que ni Vox era el problema ni la mal entendida moderación era la solución. La moderación es sólo un concepto relacional que se usa según contexto. No se perdona o se ama con moderación, así como no se puede decir la verdad con moderación. Se puede decir sin falta al respeto a nadie, pero ¿con moderación? Y ahora ya es tarde. Gracias al famoso 'lawfare' que nos han colado por la puerta de atrás, nos veremos cada vez más abocados a la autocensura, al perfil bajo, a no destacar, a sobrevivir. Algunos seguirán consolándose, seguirán repitiéndose dulcemente: «¡cuán moderados somos!». Otros se dirán con orgullo: «¡todo menos que gobierne la extrema derecha!» Mi consuelo será no haber callado desde hace ya tiempo, ¿y el suyo?