SALA DE MÁQUINAS
El hijo del ganadero
Heredó un legado y unos deberes y en lugar de mecerse en la gloria trabajó sin descanso, amó lo que sus manos tocaban, cambió los encastes, profesionalizó el campo y se hizo sabio en lo suyo
Este Victorino que en los ochenta era el hijo del ganadero, al contrario que aquella desdichada copla de sangre que oíamos entre los corrales, tuvo un padre afectuoso e inteligente, por lo que el hijo vio el mundo a través de sus ojos y siguió ... sus pasos y Victorino II hace años que es 'El Ganadero', el primer ganadero de España. Tan grande como su padre. Heredó un legado y unos deberes y en lugar de mecerse en la gloria, vio acercarse los riesgos, trabajó sin descanso, amó lo que sus manos tocaban, cambió los encastes, profesionalizó el campo y se hizo sabio en lo suyo. Si el padre era intuición y genialidad, el hijo representa la autoridad, el conocimiento y una obra sólida, unas credenciales que nadie le discute. Frente a tanto fantoche suelto, todavía queda gente a la que no le importa calificarse de sencilla y normal, sin amaneramiento ni falsa humildad. Hubo una época en la que España paría hombres y mujeres como Victorino a cientos. Y éramos mejores. ABC, el periódico de los toros, tenía que decirlo.
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