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SALA DE MÁQUINAS

Falsa tregua en el 8-M

No llegó la sangre al río tras la batalla campal del Congreso

Julián Quirós

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Podemos sacó pecho en la manifestación de ayer tarde en Madrid, Irene Montero de alguna manera se resarció de la humillación que sus socios le practicaron el día anterior, dejándola sola y tocada en el banco azul mientras empezaba a desmontarse su ley. Desfilaron juntos, ... pero no revueltos. Mirándose de reojo, pero controlando a los fieles para que la ruptura gubernamental no acabara haciéndose hueco entre la base social. El socialismo oficial hizo su papel, o papelón, sabiendo que por calles aledañas se contramanifestaba una escisión del PSOE histórico que se considera el feminismo auténtico. No llegó la sangre al río tras la batalla campal del Congreso. Lo que quiere decir que ni unos ni otros se atreven a llevar su enfrentamiento hasta el final, a las plazas. Más allá del navajeo, tanto a Podemos como al PSOE todavía les queda sangre fría para advertir que un fracaso fratricida del 8-M habría supuesto la primera derrota, la primera pérdida de poder de la izquierda en este año electoral.

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