Los poderosos, los jerarcas económicos y empresariales, los grandes despachos y todo lo que rodea a la corte de los milagros aventuran que Sánchez puede tener más fuelle del que apuntan las encuestas
Resulta curioso como la exhibición de poder, el alarde de fuerza, el oropel, los desplantes y los signos chulescos de autoridad causan más impresión en los despachos, en los coches oficiales, en los instalados, que entre el pueblo llano. Las conversaciones particulares, las charlas de ... café y lo que se oye en el mercado apuntan claramente a un desgaste formidable del Gobierno. Sin embargo son los poderosos, los jerarcas económicos y empresariales, los grandes despachos, los referentes institucionales, el alto funcionariado y todo lo que rodea a la corte de los milagros quienes aventuran que Sánchez puede tener más fuelle del que apuntan las encuestas («¿y si vuelve a ganar?»); hace unos meses incluso especulaban sobre el no-efecto Feijóo. Ven a Sánchez tan sobrado, tan imponente cuando se dirige a ellos, que en vez de deterioro sólo advierten un político saciado de poder, sin llegar a creerse que exista una multitud hambrienta tras las urnas. Y más que respeto, parece canguelo.
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