Un poquito de realismo

He recordado las palabras de Cela al comprobar la unanimidad mediática ante el chusco rifirrafe del Despacho Oval, donde el bocazas Trump le recordó al títere Zelenski que ha sido derrotado y que, si insiste en ordenar reclutamientos forzosos y en enviar a miles de personas al matadero, puede provocar la Tercera Guerra Mundial. Aunque en el pudridero europeo no se quiera asumir, la guerra de Ucrania ha terminado, por la sencilla razón de que Trump no quiere cargar con la rémora de un conflicto que sabe perdido; y una vez retirada la ayuda militar americana, el teatrillo de la farsa se desplomará estrepitosamente. Pero las mafias satélites del títere Zelenski quieren seguir chupando del bote y lo obligan a ponerse gallito, arrastrando a la ruina al pudridero europeo, que saca pecho organizando cumbrecitas y lanzando fatuas proclamas tuiteras y saqueando a las masas cretinizadas, para financiar una guerra perdida. Salvo, por supuesto, que las juventudes del pudridero europeo, inflamadas de fervor democrático, decidan alistarse para reconquistar Mariupol y Bajmut (y hasta Crimea, ya de puestos). Pero sospecho que las juventudes del pudridero europeo prefieren demostrar su fervor democrático lanzando fatuas proclamas tuiteras, a imitación de la patulea gobernante que las ha dejado sin futuro.

Convendría que los medios españoles dejaran de vivir en los mundos de Yupi y comenzaran a recomendar a nuestra patulea gobernante una postura de estricta neutralidad en todo este asunto, que es la que históricamente ha beneficiado a España, cada vez que se ha declarado un conflicto bélico en el que nada se nos ha perdido. Y convendría sobremanera que los medios españoles dejasen de analizar grotescamente el conflicto ucraniano con los parámetros obsoletos de la Segunda Guerra Mundial, presentando las negociaciones de paz que promueve Estados Unidos como un nuevo Pacto de Múnich. O, puestos a interpretar la guerra de Ucrania conforme a parámetros tan dementes, no estaría mal que repararan en el hecho de que, en la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y Rusia se aliaron excepcionalmente contra un enemigo común. Mucho me temo que, si la historia se repitiese, ese papel, que entonces correspondió al Tercer Reich, correspondería ahora al pudridero europeo. Tal vez no convenga mentar con tanta alegría la soga en casa del ahorcado.