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desde ogigia

La caída de Sánchez

«Pues claro que iban a llegar las elecciones. Es más, resulta que tocan este año. Embriagados por su propia vanidad, los 'parvenus' con cartera y sus respectivas cuchipandis se habían olvidado. El autócrata no»

Juan Carlos Girauta

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El autócrata sufre un empuje hacia abajo, al revés que Arquímedes en la bañera. Examinas las diversas fuerzas que actúan sobre él, te imaginas los vectores representados por flechas y la resultante es un hundimiento serio. Eso cantan las encuestas, salvedad hecha del tebeo de ... Tezanos. El tiempo apremia a Sánchez y él no entiende su caída, con lo bien que lo ha hecho. Aquellas homilías cuando nos tenía encerrados con un solo juguete, la tele, ¿acaso no sirvieron de nada? ¿No debimos ver en él a un padrecito? «Padre y Maestro y camarada: vuela en lo oscuro un gavilán. Pero en tu barca una paloma, pero en tu mano una paloma se abre a los cielos de la paz» –le cantó Alberti a Stalin en su muerte con elegíaca baba. Pablo Abraira quiso rescatar ambas aves para la lírica, «gavilán o paloma», pero las había disecado el vate portuense. Lo que el Gobierno querría es épica, pero también la liquidó ese taxidermista que es el tiempo. Se les han caído los palos del sombrajo, ha quedado expuesta la nueva casta, a caballo entre el justicialismo cleptocrático y la miseria intelectual de Sombrero Luminoso. Agítese y sírvase en copa europeísta.

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