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una raya en el agua

Machadiana

La dicotomía moral y política de los Machado es apócrifa. Fueron sólo el símbolo de una desoladora tragedia histórica

La dignidad del cargo

Rebajas de otoño

Ignacio Camacho

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La misma tarde del día de 1984 en que Borges preguntó durante un coloquio en Sevilla si Manuel Machado tenía un hermano, Jacobo Siruela lo llevó al palacio de las Dueñas y allí el viejo genio ya semiciego pidió que lo condujeran al huerto ... claro donde aún sigue madurando el limonero del 'Autorretrato'. La célebre 'boutade' borgiana, uno de esos guiños malévolos con los que cultivaba su reputación heterodoxa, no era más que una crítica provocadora a la preterición intelectual que cayó sobre un excelente poeta por razones (ficticias) de índole ideológica. A lo largo de varias décadas, las modas culturales establecieron una suerte de dicotomía moral y política en torno a la familia machadiana, presentada como un correlato maniqueo del drama de las dos Españas. Una dualidad que la historia ha demostrado falsa: la guerra separó físicamente a los hermanos pero nunca distanció sus almas ni rompió los lazos de profundo cariño que se profesaban.

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