La ambición personal sacude la política

Con los múltiples desafíos que nos esperan necesitamos partidos que expresen líderes capaces de conseguir las mejores síntesis posibles

Hace ya unos años que de manera difusa los países viven unas crisis de los partidos políticos tradicionales. Me refiero a aquellos entendidos como comunidad de ciudadanos que se reconocen en valores y principios y que forman sus afiliados a la política.

En estos años ... de crisis, los partidos tradicionales, por falta de visión y de renovación, han tenido dificultad para responder a las exigencias de las sociedades.

La consecuencia de esto ha sido que los ciudadanos, esperando conseguir mejores resultados, han apostado por líderes con perfiles populistas que deciden y personalizan partidos o movimientos.

Buena parte de ellos, lejos de construir, a través de un debate colegiado, una estrategia y un plan para resolver los problemas de sus relativos países, han entendido que montar la ola de los sentimientos y de las divisiones sociales era una manera de conseguir y ejercer el poder.

Una tipología de líderes poco amantes de los debates internos en sus propias organizaciones, líderes ambiciosos de poder, con la soberbia de personificar la solución de todos los problemas y dispuestos a todo para mantenerse en el cargo.

Unas experiencias desafortunadas y bastante desastrosas también en países democráticos como EE.UU., Inglaterra y algunos otros países europeos.

La democracia es una grandísima conquista y la Política con la P mayúscula es una cosa seria. El liderazgo no se compra diciendo lo que los votantes quieren oír o alimentando el enfrentamiento.

El verdadero liderazgo se basa sobre principios y coherencia, tiene que inspirarse en los valores democráticos, valores que deben trascender toda la actividad política. El liderazgo debe ser capaz de agregar consenso social a través de debates enriquecedores externos y internos a los Partidos o a los movimientos.

El buen liderazgo debe promover el trabajo en equipo , construir el equipo mejor y no el equipo más afín o de mayor confianza que sirve solo a evitar el debate y conservar el poder sin oposición.

Modernizar la Política para poder afrontar las actuales complejidades es muy importante, pero la modernización no se puede traducir en improvisación, en hacer política a golpes de tweet o de bandazos.

Ser moderno es interpretar la actualidad y adelantarse a ella sin renunciar a visión y valores. La pasión, la preparación cultural y al mismo tiempo la experiencia en la gestión política siguen siendo indispensables.

Necesitamos, por lo tanto, que los partidos vuelvan a ser lugares de formación política, generen líderes que sepan y quieran dialogar , líderes capaces de debatir antes de todo en sus mismas filas.

Con los múltiples desafíos que nos esperan necesitamos partidos que expresen líderes capaces de conseguir las mejores síntesis posibles, líderes representativos de las mejores ideas fruto del trabajo de los mejores talentos internos y externos a los partidos.

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