EDITORIAL
Hamás debe desaparecer
El futuro de Gaza pasa por la eliminación de un grupo terrorista, la entrega de las armas, su salida del poder y su disolución
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Iniciar sesiónCuando se cumplen dos años del brutal ataque terrorista de Hamás sobre Israel, tenemos la oportunidad de al fin poder celebrar un acuerdo y una posibilidad o una oportunidad para la paz en Gaza después de veinticuatro meses de violencia en el sempiterno avispero ... de Oriente Próximo. Una primera fase de este alto el fuego se ceñirá a la entrega de los rehenes israelíes, cautivos desde el 7-O de 2023, y el inmediato repliegue de las tropas de Tel Aviv de Gaza. Sin embargo, debemos ser cautelosos sobre los términos del acuerdo y subrayar que ningún acuerdo será válido para estructurar una paz en el futuro, si no incluye el objetivo y las herramientas necesarias para la desaparición de Hamás. Se ha sido muy exigente con el papel de Israel en este conflicto, pero no debemos olvidar en este momento que existe otra parte, dominada por terroristas, que provocaron este enfrentamiento a conciencia, que cometieron crímenes innombrables contra miles de personas aquel trágico día de octubre de hace dos años, que utilizaron a su propia población como mártires para su causa (colocándolos en el papel de 'escudos humanos') y que entorpecieron la llegada de la ayuda humanitaria para ganar puntos en su batalla del relato contra Israel. Otra cuestión es los graves errores que cometió Benjamin Netanyahu en la respuesta a la provocación criminal de los terroristas de Hamás, que han sido gruesos y que han volcado a parte de la opinión pública mundial en su contra.
El futuro de Gaza pasa, como decimos, por la eliminación de un grupo terrorista, la entrega de las armas, su salida del poder y, al fin y al cabo, su disolución. Ese es el principal reto en este momento y debe estar incluido de manera explícita, en cualquier acuerdo que se aprecie para construir un futuro en la región. Además, es necesario que el poder que vaya a controlar la Franja en el futuro y la fuerza de despliegue, que sea la encargada de la seguridad en la zona, debe poder emplear la fuerza contra Hamás o los grupos terroristas subsidiarios que puedan pretender volver a la actividad. El propio Mahmud Abás, que dirige la Autoridad Nacional Palestina, lo tiene claro. Tal y como sostuvo ante la reciente Asamblea General de la Naciones Unidas, «Hamás no tendrá ningún papel que desempeñar en la gobernanza. Ellos y otras facciones tendrán que entregar sus armas a la Autoridad Nacional Palestina». Abás es enemigo acérrimo del grupo terrorista que tiene sometido a los palestinos de Gaza.
Se debe establecer un calendario para la paulatina entrega de las armas de Hamás, pues los cabecillas aceptaron que así fuera en las condiciones del plan de paz preparado por Washington.
Sin duda, el acuerdo de paz, por muy esperanzador que resulte después de una guerra cruenta que ha significado el sufrimiento de muchos ciudadanos inocentes, va a poner a prueba muchas cosas. Entre ellas, el compromiso de los países árabes con el futuro de la Franja y de la región y con el cese de el patrocinio de grupos terroristas como medida de presión, a Israel y a occidente. Por último, el acuerdo que incluye la devolución de los rehenes vivos y muertos y que necesariamente necesita del final del terrorismo, deja en fuera de juego a los países y los gobiernos que, como el nuestro, han puesto el foco en el cese de las actividades de Israel y no tanto en las de Hamás.
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