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Llarena desvela la trampa

El Tribunal Supremo se ve forzado a acusar a Puigdemont solo de desobediencia y malversación, dejando claro que si el 1-O ocurriese hoy, quedaría impune

Editorial ABC

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El auto dictado por el juez Pablo Llarena merece más de una lectura porque despoja a la reforma de la sedición y malversación todo el disfraz técnico con el que el Gobierno quiso tapar su trueque de 'impunidad por votos' con ERC. Lo cierto es ... que Llarena pone el dedo en la llaga al describir la despenalización de buena parte del 1-O, con el riesgo de desprotección del Estado ante futuras intentonas separatistas. El magistrado ha tenido que modificar el procesamiento de Carles Puigdemont y otros prófugos para suprimir la imputación por el delito de sedición. Este era el primer objetivo del Gobierno y lo ha logrado. Pero Llarena hace algo más: analizar la ley que suprimió la sedición para demostrar que su objetivo era contrarrestar la sentencia de 2019 de la Sala Segunda, que condenó a Oriol Junqueras y otros dirigentes separatistas. Así de claro. Es una ley para desactivar la sentencia del Supremo y dejar impune el 1-O, ya que con este Código Penal lo ocurrido ya no es ni rebelión, ni sedición ni desórdenes públicos agravados. Es decir, fue una quimera.

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