la defensora del lector
Cristales de colores
El matiz para determinar la ofensa puede ser mínimo y tremendamente subjetivo
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Iniciar sesiónEl lector Nicolás Álvarez Tólcheff, en una amable misiva, reconoce que «el fútbol, como casi todo en la vida es algo relativo y subjetivo y las cosas se ven según el color del cristal con que se miran», pero se pregunta por qué en el ... caso de ABC ese color «es siempre el blanco». Se queja no tanto de la presencia masiva de «acérrimos partidarios del Real Madrid» entre los columnistas del periódico, sino de que estos «manifiestan continuamente su animadversión hacia el Atlético de Madrid, al que no pierden ocasión de insultar y menospreciar», y pone como ejemplo la columna de Juanma Rodríguez el 14 de julio.
José Miguélez, redactor jefe de Deportes, admite que «aunque sí hay algunos indicios que permiten sospechar que el lector de ABC vence mayoritariamente hacia el madridismo, la sección no tiene colores, o trata de no dejarse llevar por ellos». Y me explica que más allá del innegable protagonismo del Real Madrid y el Barcelona en la Liga española, las noticias sobre el club blanco tienen muchas más lecturas en la 'web' que las que se dedican al Atlético de Madrid. Sin embargo, también pone en valor que en las últimas semanas «pocos medios de comunicación han dado más resonancia e importancia que ABC a cuestiones genuinamente colchoneras como el antiguo escudo del club, las rayas o el pulso Joao Félix-Simeone».
Pero, en cualquier caso, esa «ambición de neutralidad» que lleva a que en lo informativo «el rasero es el mismo para todos los equipos» no se exige a los columnistas, «quienes se expresan en sus opiniones con libertad, incluso en los grados de burla, agresividad o impertinencia que emplean». No obstante, toma nota de la sugerencia y espera «darle más continuidad a firmas que se reconozcan abiertamente colchoneras».
Miguélez cierra su reflexión añadiendo que «muchas veces los colores se marcan más en la sensibilidad de quien lee que de quien escribe». Aunque en este caso esta afirmación se refiere a las afinidades de los lectores con determinados equipos de fútbol, es cierto que la sensibilidad del lector también puede marcar el color con el que lee cualquiera de las secciones del periódico.
Desde el inicio de esta andadura como defensora del lector tengo claro que la opinión no es objeto de mi labor. ABC se precia de abrir una tribuna libre a quien invita a colaborar en sus páginas, y eso quiere decir que en estos espacios se pueden defender posiciones cuya cabida refleja el respeto del diario a la diversidad de opiniones, también aquellas más alejadas de la línea editorial.
Esta apuesta, a veces arriesgada, solo es posible cuando los lectores la igualan y saben reconocer el valor social y cívico de recoger voces con enfoques y tonalidades distintas, a las que se escucha con respeto. Por eso pienso que esta práctica habitual dice mucho, y bueno, del periódico y de sus lectores.
Por ello, consciente de que en este caso tan solo puedo sugerir, y con el afán de consolidar este espacio de debate respetuoso y muy necesario en nuestra sociedad, planteo sendas cuestiones a los responsables de la elección de los colaboradores y a los columnistas. A los primeros, la necesidad de seguir manteniendo el equilibrio que refleje el espectro de opiniones sobre temas y cuestiones, lo que requiere la valoración rigurosa frente a lo popular o viralizable. Y a los segundos, la oportunidad de utilizar el espacio que el periódico les brinda con respeto a todos los lectores de ABC y no solo a aquellos, pocos o muchos, que vayan a aplaudir su posición.
Es cierto que cuando se habla de colores, el matiz para determinar la ofensa puede ser mínimo y tremendamente subjetivo, pero también lo es que cuando se tiene en cuenta que los lectores reciben las opiniones con respeto, es elegante devolverles, en la medida de lo posible, el gesto.
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