El PP y el aborto

Esto constituye, en sentido estricto, un fraude de ley, conforme a lo dispuesto en el artículo 6.4 del Código Civil: «Los actos realizados al amparo de una norma que persigan un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico se considerarán ejecutados en fraude de ley».

Pues bien, el Partido Popular, que cuando estaba en la oposición se manifestaba contrario a la despenalización del aborto, una vez en el poder –y contando con mayoría absoluta en el Congreso–, sabiendo de la aplicación fraudulenta del supuesto citado, no consideró oportuno volver a penalizarlo.

Ahora se muestran contrarios a la llamada «ampliación de los supuestos de aborto», pero está claro que, si el PSOE modifica esta legislación, el PP, en una hipotética vuelta al poder, la dejaría igualmente «ampliada».

José A. Lencina García. Sevilla

«Francamente, quizás haya que echar a España de la OTAN», declaró este jueves el presidente estadounidense Donald Trump durante su reunión en la Casa Blanca con el presidente de Finlandia. Trump, aspirante confeso al Premio Nobel de la Paz –cosas veredes– y personaje no ha olvidado que España no se plegara a sus deseos de aumentar hasta el 5 por ciento del PIB el gasto en defensa como contribución a la OTAN.

Los escarceos entre España y la Alianza Atlántica se remontan a antes del referéndum del célebre «OTAN, de entrada no» de 1986, cuando la opinión pública era mayoritariamente contraria a la adhesión.La soberanía y la decisión de un pueblo y de un país están por encima de todo y, quizá, tan cercano el 12 de octubre, y parodiando aquel célebre «más vale honra sin barcos que barcos sin honra» del marino Méndez Núñez durante la guerra del Pacífico, haya que pensar que «más vale honra sin OTAN».

Francisco José Eguibar. Madrid

Me parece acertada la última crónica parlamentaria de José F. Peláez, en la que utiliza el lenguaje taurino para indicar, con elegancia, que hay toros de la oposición contra Sánchez que ya están muy toreados y tienen poca repercusión electoral. Me sumo a la genial idea de usar en política el lenguaje taurino, reivindicando que alguien se decida, de una vez por todas, a «lucir la Constitución de 1978». Estoy seguro de que la adhesión hacia el maestro que, en una plaza, decide lucir al toro se daría también en el político que, finalmente, optara por «lucir la Constitución». Adhesión y, creo, entusiasmo, pues la gente está muy perdida en cuanto a la variedad de suertes que ofrece nuestra Constitución.

José Luis Gardón. Madrid