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la tercera

Infantilismo y responsabilidad

«Solo los artistas pueden aspirar a embellecer el mundo con palabras o a crear realidades de la nada; solo ellos pueden ser irresponsables y niños y violentar la historia y lo que existe, para levantar sobre el papel o el lienzo una realidad nueva y esplendorosa. Los políticos no»

nieto

carlos granés

Al crear a Óscar Matzerath, el pequeñín que protagoniza 'El tambor de hojalata', Günter Grass no estaba solo ingeniando un punto de vista particular para explorar el pasado nazi de Alemania. La genialidad de ese hallazgo, de ese niño que a los tres años, en ... un caprichoso acto de voluntad, decide dejar de crecer, radicaba en la precisión y brillo con que desvelaba un rasgo humano universal. Óscar ejemplificaba a la perfección lo que Freud llamó la omnipotencia infantil, esa certeza que tiene todo niño de ser el centro del universo y de que la realidad se debe plegar a su capricho. A Óscar le bastaba lanzar uno de sus famosos gritos, un chillido insoportable que rompía ventanas y cristales, para que su entorno atendiera sus demandas. Mark Twain, otro gran novelista que entendió también cómo en la infancia el deseo predomina sobre la realidad, sabía que dos niños que salen en busca de un tesoro no dependen de ningún mapa. Les da igual si excavan aquí o allá, porque allí donde entierren sus palas aparecerá el botín. Su imaginación obrará el milagro.

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