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ANTIUTOPÍAS

Bukele, el antiglobalista

Podrá hacerse elegir las veces que quiera. El camino lo tiene despejado: controla las tres ramas del poder y todo el campo político

La vida al límite de Uribe Vélez

Las paradojas de la conciencia nacional

Carlos Granés

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Resultó que el antiglobalismo era eso: un joven presidente que había bromeado con la idea de ser el dictador más 'cool' del mundo, criticando en la ONU el universalismo moral y los organismos internacionales, y luego explicándoles a sus seguidores por qué las recetas políticas ... que servían en Europa resultaban inútiles, medicina mala, cuando se aplicaban en El Salvador. Aquel presidente se enorgulleció de haber rechazado cualquier tipo de supervisión internacional, cualquier parámetro democrático global, cualquier definición de democracia que viniera del mundo desarrollado o cualquier vara moral forjada en Occidente. Nayib Bukele reclamaba para su país el derecho a buscar sus propias soluciones y de aplicarlas a su manera, independientemente de lo que pudieran pensar los liberales cosmopolitas. El único médico que tenía soluciones para El Salvador, dijo el día de su segunda posesión, era él. Los tecnócratas extranjeros que venían a decirles cómo solucionar sus problemas no pasaban de ser unos curanderos que no entendían El Salvador, y cuyas pócimas no servían de nada. La única medicina que funcionaba, así fuera amarga, era la que él le había administrado a su patria.

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