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EDITORIAL

El 1-O y la manipulación de los menores

El nacionalismo ha elegido otro episodio para mostrar su rostro más totalitario: menores empujados a incumplir el horario escolar para participar en las manifestaciones callejeras

EFE

ABC

La reacción del nacionalismo separatista catalán a las decisiones de los tribunales de Justicia está revelando el sesgo totalitario de sus dirigentes y de sus objetivos. Promueven una Cataluña depurada de «traidores» y cargan contra los catalanes que se sienten españoles, acosan las sedes judiciales ... e intimidan a los medios de comunicación. El Gobierno central, por boca de Mariano Rajoy, se ha comprometido a no dejar ninguna ilegalidad sin respuesta. Este compromiso, puesto en relación con el contexto insurreccional que están promoviendo en Cataluña el Gobierno autonómico y las organizaciones secesionistas, implica mucho más que promover la persecución penal de altos cargos y evitar la colocación de urnas. Supone llevar la vigencia de la ley y de la Constitución a cada rincón de Cataluña. La pasividad de los Mossos ante el acoso salvaje de una turba separatista o el boicot de los estibadores a la operatividad de los barcos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado son oportunidades que tiene el Gobierno para demostrar que ninguna ilegalidad quedará sin respuesta.

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