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Una vergüenza

Ni un solo país mínimamente homologable iba a reconocer esa patochada

Luis Ventoso

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No gozan del respaldo social que aparentan. Ayer, en cuanto se salía de la escueta plaza barcelonesa donde celebraban por todo lo alto su pantomima de independencia, el resto de la ciudad flotaba en una calma perfecta. No hubo riadas espontáneas tomando las calles para ... celebrar el nacimiento de la nueva República, porque todos los catalanes, hasta los más fervorosos separatistas, sabían que la proclama de sus atrabiliarios líderes era papel mojado, una mascarada inviable. Ni un solo país mínimamente homologable iba a reconocer esa patochada. Además, el separatismo quedó derrotado hace dos semanas. La utopía se acabó cuando se rompió la hucha, cuando las empresas catalanas arrugaron la nariz y huyeron en estampida.

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