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Editorial ABC

La solidaridad mantiene las pensiones

Sin el respaldo del resto de españoles, hace tiempo que los jubilados de varias comunidades, entre ellas Cataluña o País Vasco, no podrían cobrar la totalidad de sus prestaciones

ABC

La solidaridad entre todos los españoles es lo que permite la provisión y el funcionamiento de servicios públicos básicos en todo el territorio nacional, con independencia de las condiciones demográficas y económicas de cada región, incluyendo el pago de las pensiones, de ahí la importancia de preservar este principio vertebrador del sistema territorial y del modelo de reparto por el que se rige la Seguridad Social. El sistema público de pensiones ha registrado un elevado déficit estructural en los últimos años como consecuencia de la crisis y el progresivo envejecimiento de la población, cuya solución urge acometer cuanto antes mediante profundas reformas. Sin el respaldo del resto de españoles, hace tiempo que los jubilados de varias comunidades no podrían cobrar la totalidad de sus prestaciones, dado que su número de cotizantes es muy reducido en comparación con el de sus pensionistas. Un total de trece autonomías carecen de recursos suficientes para abonar las pensiones a través de la recaudación de cotizaciones en sus respectivas demarcaciones, de modo que, en un hipotético sistema regional, todas padecerían unos números rojos tan abultados que no podrían mantener a sus jubilados. Entre ellas, destaca el caso de Asturias, con un déficit de casi 8.300 euros por pensionista y año, Cantabria, con algo más de 5.000 euros, o Castilla y León, con 4.700. Más alarmante es la situación del País Vasco y Cataluña, que pese a encontrarse entre las regiones más ricas, también serían incapaces de sufragar las pensiones con sus cotizaciones. En Madrid, Canarias, Baleares y Murcia, por el contrario, la Seguridad Social registra más ingresos que gastos. Así pues, la grandeza del modelo vigente es que los canarios contribuyen a garantizar las prestaciones de los asturianos, mientras que los madrileños hacen lo propio con catalanes y vascos, siendo estos últimos los que cobran la jubilación más alta.

Estos datos evidencian la falsedad del manido lema nacionalista «España nos roba», difundido por los separatistas catalanes con el fin de alcanzar su particular utopía política, así como el gran error del PNV al defender la ruptura de la caja única de la Seguridad Social, dado que su mantenimiento es clave para la sostenibilidad financiera del sistema y para que los jubilados de España sigan cobrando sus pensiones. El problema es que la solidaridad es insuficiente para garantizar el sistema público a medio y largo plazo debido al declive poblacional. La baja tasa de natalidad y la avalancha de pensionistas que tendrá que soportar la Seguridad Social en los próximos lustros, fruto del gradual retiro de la generación del baby boom, obliga a implementar nuevas reformas, para evitar el colapso del actual modelo. Las pensiones deben quedar al margen de la pugna electoralista.

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