En primera fila
Armas y nada que perder
El acceso libre a las armas es el gran facilitador de matanzas en EE.UU., pero se combina con una atmósfera asfixiante que estigmatiza al que fracasa
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Iniciar sesiónEn el documental ‘Bowling for Columbine’, el polémico Michael Moore entrevistó a los creadores de la serie ‘South Park’. Ambos habían estudiado en el mismo instituto en el que los adolescentes Eric Harris y Dylan Klebold perpetraron una masacre hace 23 años antes de suicidarse. ... La entrevista con Matt Stone y Trey Parker dura solo unos minutos y aporta una idea que suele pasar desapercibida: el acceso libre a las armas en Estados Unidos es el gran facilitador de las matanzas, pero se combina con una atmósfera asfixiante que estigmatiza a quienes fracasan.
Stone comienza recordando como Littleton, el pueblo donde se encontraba el instituto Columbine, era completamente normal. «Absolutamente, dolorosamente, horriblemente ordinario», apunta. El último sitio donde uno esperaría que se produjera una masacre como la que tuvo lugar en 1999. También rememora que el centro era totalmente corriente, pero que inculcaba esa cruel idea de que quien es un perdedor, lo será toda la vida. El productor recuerda cómo estando en sexto grado (solo 12 años) hizo un examen para acceder a Matemáticas Avanzadas, con la psicosis de que si lo suspendía ese año, nunca lograría superarlo. «Crees en el instituto, tú y muchos niños, pero los maestros no te ayudan, te asustan diciendo que si eres flojo ahora, lo serás para siempre», denunciaba.
Esa tesis de que si una persona fracasa en la escuela, lo hará toda su vida es completamente nociva. Puede ser muy inspiradora para aquellos a los que les van bien las cosas, pero incluso para estos puede acabar siendo traumatizante si en el futuro la suerte no les favorece. Para jóvenes como Harris y Klebold -acosados por sus compañeros e inadaptados- o Salvador Ramos -víctima de mofas, ‘bullying’ y palizas, más una madre enganchada a las drogas-, esa idea es un veneno muy peligroso. Si no existe esperanza alguna en el futuro, si el resto de la vida va a ser una continuación de la soledad y marginación social del peor momento vital, una mente desequilibrada puede acabar en la falsa idea de que solo podrá dejar huella en el mundo arremetiendo contra él. Si a ello añadimos barra libre para comprar armas y munición, sin más control que la mayoría de edad, la bomba está servida.
No sabemos si las incomprensibles masacres perpetradas por Ramos, Harris y Klebold se debieron a esa fatal combinación de problemas mentales con ira, deseos de venganza y fácil acceso a las armas. Pero sus perfiles se parecen y, al igual que Littleton, Uvalde era un sitio tranquilo que muchos describirían como horriblemente ordinario. Quizás otro ingrediente común sea esa cruel división entre perdedores y ganadores que tanto se inculca a los niños en Estados Unidos.
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