Suscribete a
ABC Premium

Hermann Tertsch

La rentabilidad de la sangre

La unidad fue efímera, el daño monstruoso

Hermann Tertsch

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Lo temía. Según se acercaban las fechas del vigésimo aniversario de aquellos días terribles de julio de 1997, me temía los alardes de sentimentalismo. Y las frases altisonantes. Como esa de " por primera vez unió a los demócratas contra el terror ", como si ... no hubiera sido también la última. Entonces cristalizó el frente de Estella. No se fraguó unidad sino que se dio su primera gran voladura. La definitiva llegaría tras el 11-M . O esa otra de " entonces comenzó el fin de ETA ", como si ese fin hubiera llegado. Como si ETA no se hubiera transformado en una poderosa maquinaria política que no necesita pistolas porque tiene los presupuestos de gran parte de la población vasca y navarra. Porque logra una victoria política tras otra y el Estado y el constitucionalismo retroceden sin parar. Cuando ETA , bajo diversas siglas, dicta la agenda y domina el mensaje y el espacio público. En ayuntamientos, en colegios y facultades, en asociaciones, en las ONG, sindicatos y grupos ciclistas, culturales o montañeros. ¿Matar para qué? Sin oposición, avanzan con cada día que envejecen y mueren los últimos educados en lealtad a España en aquellas tierras y no huidos antes a otras regiones.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia