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El contrapunto

El «proceso» ganador es la demolición de España

El 26-M tenemos la oportunidad de presentar resistencia allá donde todavía es posible

Isabel San Sebastián

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Rodríguez Zapatero fue el primero en emplear la palabreja de marras otorgándole su significado actual, para referirse a sus conversaciones con ETA. «Proceso» era un eufemismo mucho más conveniente que «negociación», por tratarse de un término vago, ajeno al contexto político, que evitaba concretar la ... contrapartida inherente a todo pacto acordado entre dos partes (el Gobierno y una banda terrorista) y permitía mantener el discurso oficial dentro de límites democráticamente aceptables. Desde entonces, cualquier cuestión inconfesable, vergonzante o simplemente incómoda para sus protagonistas se denomina «proceso»; desde el intento de golpe de Estado secesionista perpetrado en Cataluña hasta la moción de censura que acabó con un bolso ocupando el lugar de Mariano Rajoy y nos ha traído hasta donde estamos. Vivimos constantes «procesos» aparentemente inconexos, que en realidad confluyen en un objetivo único: la demolición de la España constitucional modelada por la Carta Magna del 78 merced a un amplio consenso. ¿Qué será lo que sustituya a la Nación definida en esa Ley de leyes como «patria común de todos los españoles»? Eso nadie lo sabe. Lo único seguro, de momento, es que el electorado ha otorgado carta blanca a una mayoría de sus representantes para que se lancen a experimentar, y no precisamente con gaseosa.

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