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EDITORIAL ABC

Podemos imita a Torra en campaña

Algo no va bien en esta izquierda sectaria y excluyente cuando a estas alturas Podemos aún recurre a Bárcenas para pedir el voto a favor de su rancio ideario

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Una vez más, la izquierda recurre a malas artes y técnicas tramposas a las puertas de una campaña electoral para desprestigiar a la derecha y, en particular, al PP. El Ayuntamiento de Madrid -que todavía dirige Manuela Carmena representando a un partido del cual ha abjurado para presentarse a la reelección con otro diferente, surgido de una traición interna en Podemos- ha consentido la utilización de la Plaza Mayor de Madrid para proyectar en su fachada una de las fotocopias de la contabilidad de Luis Bárcenas. No fue un eslogan de campaña ni un cartel electoral al uso, tal y como están regulados y autorizados por la Junta Electoral Central. Fue una maniobra miserable con la que Podemos se ha apropiado de una fachada pública de la Plaza Mayor para hacer campaña a favor de la extrema izquierda. Carmena se desmarca ahora y trata de escurrir el bulto: la versión del Ayuntamiento es que Podemos no contaba con una «autorización expresa» para la proyección del vídeo. Debe de ser que Madrid no ha tenido suficiente con soportar cuatro años de una nefasta gestión podemita, sino que además se adueñan ahora de espacios públicos para promover una campaña que contraviene la ley y la ética. En cierto modo, recuerda a lo que ha hecho recientemente Joaquim Torra en Cataluña cubriendo de lazos amarillos y banderas inconstitucionales los edificios de las instituciones públicas catalanas. Podemos, o cualquiera de sus facciones y partidos -de los tres o cuatro que a priori van a presentarse por la izquierda populista-, están legitimados para hacer campaña con los instrumentos que la ley les permite. Pero no tienen derecho a usurpar edificios públicos que pertenecen y representan a todos los madrileños para usarlos caprichosamente en beneficio de su opción política.

Algo no va bien en esta izquierda sectaria y excluyente cuando a estas alturas aún recurre a Luis Bárcenas para pedir el voto a favor de su rancio ideario. Podemos y sus distintas marcas fracturadas deben de confiar poco en sí mismas, en sus propuestas y en sus ideas si resulta que su arma electoral es lastrar a dirigentes del PP vinculándoles con episodios de corrupción del pasado que nada tienen que ver con ellos hoy en día. Son recetas de una izquierda que empieza a temer la posibilidad de no sumar con el PSOE y de perder la Alcaldía.

En unas elecciones es imprescindible el juego limpio y el sometimiento de quienes participan en ellas a la ley que rige en estos procesos. Sánchez abrió el cajón de triquiñuelas y las trampas con los «decretazos», con las Cortes disueltas, de los llamados «viernes sociales», cuya factura pagarán todos los españoles y que ronda ya los mil millones de euros. Un claro e ilegítimo abuso de poder, como el lamentable episodio de la Plaza Mayor, como los lazos y las pancartas sectarias y progolpistas de Torra.

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