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David Gistau

Pimpinela

Estas tiranteces a lo Pimpinela mantienen muy entretenidos a los imitadores de los «shows» de televisión

LA salida del escenario público de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) está siendo tan excéntrica que incluso algunos artistas y políticos adscritos a la militancia K que se cohesionó alrededor del ataúd de Néstor dicen de pronto que tendrían que haberse dado cuenta antes de ... que «esta mujer no está bien». En efecto, prefirieron no verlo mientras CFK conservó la capacidad proveedora. Y ello a pesar de que no faltaron síntomas por los que alarmarse, tales como sus largas desapariciones cuando un acontecimiento la ponía bajo presión hasta bloquearla u ocurrencias como decir, durante una reunión del Justicialismo en Olivos, que la corriente de aire que abría la puerta de la terraza era en realidad el ánima de Néstor incorporándose para participar: «Él entró y lo sentí». El nuevo presidente Macri, que se arriesga, los próximos años, a encontrarse por los pasillos de la residencia presidencial a CFK en bata y con crema en la cara si ésta lleva a semejante extremo la renuencia a abandonar el poder, debió de quedarse desconcertado cuando una conversación entre presidentes saliente y entrante derivó a un tono tan autoparódico como para que ella le dijera a él que en cuanto colgara destruiría todas las flores que le había hecho plantar para embellecer el jardín del cual se disponía a tomar posesión.

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